La Gran Transición

Fotografías: Olmo Calvo / eldiario.es. Licencia: Creative Commons compartir igual

La Gran Transición es el noveno capítulo del libro Pasado Mañana que publiqué en 2017. Más información sobre el libro aquí. 

Cuando el holandés Gijsbert Huijink intentó instalar placas solares en su casa de la ciudad de Banyoles (Gerona), se topó con un muro: un tupido laberinto jurídico que vetaba la posibilidad del autoconsumo energético. Nada de placas solares. Nada de turbinas eólicas. «Si me quería conectar a la red para rellenar las baterías y para volcar mi sobrante tenía que pagar un dineral. Eso obviamente está dirigido a frenar la eficiencia energética», aseguraba Gijsbert en una entrevista.1

Gijsbert Huijink canalizó su rabia. Cocinó una dulce venganza colectiva: la fundación de la primera cooperativa energética de España, Som Energia. Con ayuda de su mujer, sus alumnos de la Universidad de Gerona, amigos y vecinos, Huijink fundó Som Energia con un objetivo claro: ayudar a cambiar el mercado energético español. Y no va mal encaminado: de los 150 contratos iniciales en 2010 llegaron a la cifra de 48.8480 a principios de 2016. Y crece a un ritmo de 250 nuevos por semana, siendo la cooperativa energética de mayor crecimiento de Europa. Además, desde que Som Energia rompió el hielo han aparecido al menos otras nueve cooperativas energéticas más en España, como GoiEner, La Corriente o Nosa Enerxía. También han surgido iniciativas como Ecooo en Madrid, una «empresa no lucrativa en la que los beneficios se destinan a generar tejido social, a la divulgación y sensibilización sobre la transición hacia un modelo energético basado en el ahorro, la eficiencia y las energías renovables».

Sin embargo, las cifras están muy lejos de las 800 cooperativas energéticas de Alemania, país que protagoniza sin hacer mucho ruido lo que Jeremy Rifkin denomina la Tercera Revolución Industrial2. Rifkin habla también de una Gran Transición basada en energía totalmente renovable, la conversión de edificios en plantas de energía, baterías recargables, redes de distribución de energía eléctrica inteligente (smart grid), transporte basado en el vehículo eléctrico e internet de las cosas, que posibilita conectar objetos en red. «Centenares de millones de personas producirán su propia energía renovable en hogares, oficinas y fábricas y compartirán electricidad verde en un internet de la energía del mismo modo que hoy generan y comparten información. Cuando las comunicaciones por internet gestionen esta energía verde, cada persona se convertirá en su propia fuente de energía tanto en sentido figurado como literal. La creación de un régimen de energías renovables que alimenten edificios, se almacenen en forma de hidrógeno, se distribuyan por un internet de la electricidad y alimenten medios de transporte de emisión cero establecerá un mecanismo que permitirá a miles de millones de personas compartir energía con un coste marginal cercano a cero. En la nueva era, cada uno de nosotros se convertirá en un nodo del sistema nervioso de la biosfera»3.

Mientras el mundo avanza hacia la Gran Transición de las energías renovables, España sigue arrodillada por el famoso impuesto al sol:4 una serie de peajes que gravan la energía que se produce con paneles solares y obstaculizan la suficiencia energética. Mientras en países como Holanda los autoconsumidores recuperan la energía que vierten a la red sin pagarla, en la España del impuesto al sol los autoconsumidores no reciben nada por la energía que vuelcan en la red, a pesar de pagar altísimos peajes. Mientras la isla griega de Kythnos 5consolida un proyecto de microrred energética distribuida pionero en el mundo, la España de Mariano Rajoy refuerza el dominio centralizado de las multinacionales6 sobre las energías renovables y sufre récords de precio de la energía durante las olas de frío. ¿Conseguirá España, que fue líder en energía solar, recuperar los años perdidos del impuesto al sol? ¿Ganará Gijsbert Huijink su batalla personal contra lo que Mario Rodríguez, director de Greenpeace España, denomina oligopolio eléctrico?

Rosa Martínez, de Equo, diputada en el Congreso por Vizcaya por Unidos Podemos7, desmonta con un efervescente deslizar verbal todos los clichés sobre la ecología. Le da la vuelta a las lógicas del mercado con pasmosa agilidad: «Somos usuarios de energía, no somos consumidores. Porque es un derecho». Tras unos minutos de charla en la nueva sede del partido Equo de Madrid, los partidos verdes son puro tobogán, fiesta semántico-imaginativa, estructuras políticas sin tópicos ni carcasas. En el argumetario de Rosa los partidos verdes siempre son otra cosa. «En Europa, los verdes no son partidos ambientalistas. Son partidos políticos con una propuesta holística, transversal. Tienen tres pilares: justicia ambiental, democracia participativa y justicia social. La ecología es algo transversal. Cuando yo hago política económica, fiscal, social, política exterior, política migratoria, tengo que tener en cuenta la dimensión ambiental y los recursos naturales para asegurar los derechos. Asegurar los derechos en el siglo XXI pasa por un uso justo, democrático y sostenible de los recursos.

Nada más transversal que la calidad de vida. ¿Quién no quiere respirar mejor aire? ¿Quién no quiere pagar menos en su recibo de la eletricidad? ¿Quién no quiere tener alimentos sanos?». La periodista canadiense Naomi Klein comienza su último ensayo Esto lo cambia todo describiendo su visita a la sexta Conferencia Internacional Sobre Cambio Climático, epicentro global del negacionismo climático8, celebrada en junio de 2011. En el primer capítulo «La derecha tiene razón: el poder revolucionario del cambio climático», Klein describe el gigantesco lobby negacionista que bombardea los medios de comunicación con informes falsos y demanda judicialmente a quienes alertan públicamente sobre los riesgos del cambio climático. El Heartland Institute, un think tank ultraderechista vinculado al negacionismo, llevó a cabo una campaña en vallas publicitarias en las calles de Chicago con fotos de Ted Kaczynski, el terrorista Unabomber, y una frase: «Yo todavía creo en el calentamiento global. ¿Y tú?»9. Naomi Klein llega a una conclusión contundente: la derecha neoliberal no puede aceptar el calentamiento global porque hacerlo significa el fin de sus políticas económicas, de su modelo de producción e incluso de sus creencias antropocéntricas. Por eso, exministros británicos entonan eslóganes como el «verde es el nuevo rojo»10. Por eso, el mismísimo expresidente de España, José María Aznar, arremetía en 2008 contra los «abanderados del apocalipsis climático». Por eso, los lobbies negacionistas califican el ambientalismo como un ataque frontal contra las libertades individuales y el estilo de vida de las clases medias. «El cambio climático hace saltar por los aires el andamiaje ideológico que sostiene al conservadurismo contemporáneo. Un sistema de creencias que vilipendia la acción colectiva y declara la guerra contra toda regulación de la actividad empresarial y contra lo público es irreconciliable con un problema que exige una decidida acción colectiva y una contención drástica de las fuerzas del mercado, que son las principales responsables de la creación y el ahondamiento de la crisis».

Rosa Martínez apuesta por un mantra para la Gran Transición: «Yo produzco mi propia energía y decido qué hago con ella». Rosa formula y responde la que es una de las grandes preguntas de nuestros tiempos: «¿En manos de quién ponemos las renovables, del oligopolio o de la ciudadanía?» «A través de empresas municipales, de cooperativas, de pequeñas empresas, de redes de intercambio peer-to-peer de energía entre usuarios». El dilema parece ineludible. Energía de las élites o energía de la gente. Energías centralizadas o energías distribuidas. Energía obtenida a partir de tecnología libre o energía dependiente de patentes de grandes corporaciones. Para Rosa no hay duda. El futuro ya está aquí. «En Alemania, el 60 % de las renovables está en manos de pequeños productores, de granjeros. En España, el 80 % de las renovables está en manos del oligopolio y de las grandes empresas. Ese modelo más social, más colectivo, de autogestión, se contrapone a las grandes empresas. La solución no es nacionalizar servicios energéticos, sino tener unas instituciones que garanticen que aunque yo no sepa de tecnología, yo tenga el mejor precio y las condiciones de quien sí está en la tecnología». Naomi Klein también opina que la solución no pasaría em ningún caso por la nacionalización energética: «Mejor modelo sería el de un nuevo tipo de empresa de suministro energético gestionada democráticamente por las comunidades que usen sus servicios, ya fuese en forma de cooperativa, ya fuese en régimen de bien comunal»11.

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Desde el sexto piso del palacio de Cibeles, la silueta de Madrid muerde un azul profundo con su dentellada irregular. Inés Sabanés, delegada del Área de Gobierno de Medioambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid,se asoma al horizonte urbano desde su mesa de trabajo. Suspira al recordar la batalla del aire que libró en diciembre de 2016 contra los sectores más conservadores. «Había que hacerlo», musita. Una batalla sorprendente: por primera vez, la capital de España aplicó los protocolos de contaminación y limitó duramente la circulación en vehículo privado en el centro de la ciudad. El 28 de diciembre el Ayuntamiento de Madrid prohibió circular en el interior de la M-30 a los vehículos con matrícula par, debido a la superación reiterada de los umbrales máximos de dióxido de nitrógeno12 . La batalla del aire la ganó el sentido común. «La decisión del Ayuntamiento de Madrid de limitar el tráfico por la contaminación es justa. No sé si es nueva o vieja política: es valiente», tuiteó el periodista de La Vanguardia Enric Juliana. La conversación desemboca por inercia en la recuperación del espacio público para los ciudadanos. Los cortes de tráfico en la Gran Vía madrileña, centro de los ataques del Partido Popular, son apenas la punta del iceberg de lo que viene. «La situación del espacio público no es ni sostenible ni racional. Sobre el debate de la Gran Vía, ¿por qué criterio alguien se cree con derecho a utilizar veinte veces más el espacio y con más coste que el resto, que las bicicletas o los peatones? Me imagino una ciudad sin graves problemas de calidad de aire. Una ciudad con la capacidad de pasearla, de vivirla, de moverse en distintos tipos de transporte. El transporte público es una pieza esencial, pero también la bicicleta y los trayectos peatonales».

Sabanés piensa y siente otro modelo de ciudad, y considera muy inspirador que lo puedas ver «en un momento determinado». Un modelo de ciudad, aquí y ahora. Una escenificación de mundo. Visibilizar otro modelo de ciudad tiene que ver con el paseo del Prado sin tráfico y con conciertos para niños realizados gracias a la energía producida al pedalear en las bicicletas estáticas del Cicla Lab.13 Visibilizar otro modelo de ciudad tiene que ver con los cientos de intervenciones sostenibles que ocurrieron en Madrid durante La Celeste, la semana europea de la movilidad. O con participar en las super illes de Barcelona, que empiezan a moldear el asfalto sin la circulación de coches. Al mismo tiempo, Inés Sabanés reconoce que las necesarias visiones efímeras del nuevo mundo son insuficientes. El círculo lo completan las medidas permanentes y la combinación de diferentes acciones. Inés entra de lleno en una de las grandes apuestas de la alcaldesa Manuela Carmena: el Área de Prioridad Residencial del centro de Madrid, un proyecto que vaciará de tráfico el distrito centro en 2018. «Confío en la combinación de la puesta en marcha del Área de Prioridad Residencial, en la Gran Vía peatonal con un carril bus incorporado, en el plan de movilidad ciclista, en más autobuses públicos sin emisiones. Hemos comprado 400 autobuses limpios». Sabanés destaca también la ampliación de BiciMad, empresa de alquiler de bicicletas que acaba de pasar de manos privadas a la gestión nunicipal.

La remunicipalización o recomunalización 12 de empresas privadas ha sido una de las grandes apuestas de los gobiernos del cambio de España. La Coruña, Santiago, Cádiz, Zaragoza, Valladolid, Barcelona u Oviedo se encuentran inmersas en pleno proceso de remunicipalización de algunos servicios básicos. En una treintena de municipios de Cataluña 14están recuperando el agua como servicio público. No hay vuelta atrás: la senda de la remunicipalización es una tendencia global. En los últimos 15 años se han producido 235 casos de remunicipalización de los servicios de agua en 37 países y en ciudades grandes como Berlín, París o Yakarta. «Son derechos obvios, imprescindibles. No hay duda de que servicios esenciales como el agua o el control energético tienen que ser públicos y se concretan mejor en una empresa pública. No solo es más eficiente, sino que hay que garantizar un acceso universal y justo. El problema es que los ayuntamientos españoles están intervenidos por el techo de gasto15. Los ayuntamientos tienen que poder remunicipalizar un servicio sin que el techo de gasto lo impida», asegura Inés Sabanés.

La regidora confirma que, a pesar de las dificultades que acarrea la deuda pública heredada, Madrid se encuentra en pleno proceso de recuperacion de autonomía municipal. La municipalización de BiciMad y la creación de la Empresa Municipal de Servicios Ambientales16 son los primeros casos. Habrá más. La inercia global empuja, legitima, da alas, ofrece argumentos. Los procesos de remunicipalización de servicios han tumbado, en palabras de Naomi Klein, uno de los pilares ideológicos de la era del libre mercado: que los servicios privados son siempre superiores a los públicos17. Y existe un sector clave que redobla las pruebas de que el sector público es más adecuado para la gestión que el privado: la energía. José María González, «Kichi», alcalde de Cádiz, ha convertido la ciudad en la mayor comercializadora de electricidad 100 % renovable de España. Ada Colau ha creado una comercializadora pública basada en energías renovables que buscará la colaboración con particulares y con el sector para impulsar la energía fotovoltaica. Entre otras cosas, el ayuntamiento alquilará azoteas para instalar paneles solares. Y la ola renovable, en muy poco tiempo, ha cristalizado en un consenso de hierro, prácticamente indiscutido. La energía del Ayuntamiento de Madrid es 100 % renovable desde el 1 de enero de 2017. Y más de 700 ayuntamientos de España han contratado energías renovables.

Inés Sabanés coloca sobre la mesa una ecuación de ahorro económico, eficiencia energética y criterios ambientales: «El nivel institucional tiene que poner un marco legal e investigador. También soporte para la gestión. Un marco para los usuarios, para los ciudadanos, para pequeñas empresas. Hay que dar paso a la iniciativa cooperativa de la ciudadanía y a un modelo abierto que debería llevar a cabo la verdadera revolución energética. El liderazgo de las ciudades en el cambio climático es imprescindible». El imaginario del nuevo mundo cabe en una palabra: Energiewende, la revolución energética. La narrativa del cambio también. Los políticos alemanes comparan la Energiewende con el aterrizaje en la luna del Apolo18. La Gran Transición que hará que en 2050 la gran mayoría de la energía consumida en Alemania sea limpia, renovable. Energiewende, el proyecto de toda una generación. El ensayo de un planeta sostenible. Alemania considera la Energiewende como combustible de una verdadera tercera Revolución industrial mundial con liderazgo germánico. Dicha revolución se está desarrollando de dos maneras. Una consiste en implementar el internet de las cosas de arriba abajo, desde diferentes capas de gobiernos. La otra es lateral: muchas ciudades dotan de microcentrales a sus edificios, instalan microrredes para la distribución de electricidad, fomentan el transporte con vehículos eléctricos. La Horb Ecumenical Energy Cooperative de Stuttgart es un ejemplo de la influencia que pueden tener las cooperativas para transformar la generación y el consumo de energía.19 La gran transición alemana es un ciclón en marcha, sobre todo a nivel ciudad y gobiernos locales. Hamburgo y Berlín votaron en referéndum local la remunicipalización de sus empresas energéticas, dando la vuelta a la ola privatizadora de la pasada década. La votación en Hamburgo tuvo lugar el 22 de septiembre de 2013. El 50,9 % de los votantes apoyó una remunicipalización de la electricidad, el gas y los sistemas de calefacción. En Berlín, la votación celebrada en 2013 cosechó un resultado espectacular: el 83 % de los votantes aprobó la creación de una empresa basada en energía 100 % renovable. Sin embargo, el ejemplo más contundente es el de la ciudad de Munich. La empresa pública Stadtwerke München ha revolucionado la gestión de la energía, del agua, del gas natural y del transporte público. En 2015, Munich celebró la autosuficiencia energética con el 100% de procedencia de renovables. Mientras la caverna mediática española ridiculiza la batalla por el aire limpio de Inés Sabanés, Alemania se entrega a su silenciosa e imparable Energiewende.

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El futuro ya está aquí. Es casi presente. Pablo Iglesias, hablando del oligopolio energético español, apuesta por un nuevo tipo de nacionalización: «Fíjate, nos gusta el artículo 128 de la Constitución20, pero decimos: la manera de entender el propio concepto de nacionalización puede tener diferentes interpretaciones. Hoy muchos ayuntamientos alemanes han hecho nacionalizaciones a nivel local remunicipalizando el servicio eléctrico. Apostar por una transformación del modelo energético implica apostar por el autoconsumo, pero también por un plan nacional de transición energética que implique la rehabilitación de edificios para que sean más eficientes, generando empleo, o un plan de ahorro energético que haga no depender a nuestro país solamente de recursos que hay que comprar en un mercado mundial que no controlamos.Vamos a aprovechar lo que tenemos aquí. Tenemos sol, tenemos viento e incluso tenemos una capacidad empresarial de pequeñas y medianas empresas que pueden construir un modelo mucho más eficiente, sensato y sostenible respecto al modelo de las grandes eléctricas».

A pesar del oligopolio energético que domina España, el presente ilumina lo que viene: algunos chispazos de políticas públicas, profundas novedades tecnológicas y cambios radicales de los hábitos de la sociedad. Rosa Martínez interpreta el presente como linterna de cambio, como escaparate de lo que viene: «En las cooperativas energéticas tenemos un germen distinto de producir y comercializar energía frente al oligopolio. Estas nuevas maneras de producir, de vivir, de relacionarse, pueden ser las claves del mañana. Nuestra Seguridad Social existe por las cajas de resistencia de los trabajadores del siglo XIX. ¿Quién no te dice a ti que los grupos de consumo no son el germen de algo que de aquí a unos años esté institucionalizado?».

El presente como tubo de ensayo. Como casi-futuro. El boom de las compras colectivas de productos orgánicos como otro modelo de consumo sostenible y de proximidad. El proyecto Madrid Agrocomposta, que surgió desde la sociedad civil y que el Ayuntamiento de Madrid ha convertido en proyecto piloto municipal, como modelo de gestión de residuos. El plan de reducción de emisión de dióxido de carbono de la ciudad de Copenhague21 y su megainversión en turbinas eólicas como la verdadera batalla del aire. Los autobuses de hidrógeno de Reikiavik como modelo de transporte público. La prohibición de venta de agua embotellada en San Francisco como herramienta para un mundo sin residuos plásticos. Los huertos urbanos en los tejados de estaciones de tren de Japón como ejemplo de autoconsumo de vegetales. El mercado de ropa de segunda mano del Ayuntamiento de Estocolmo como espacio ideal para otro tipo de mercado textil. Las más de mil zonas verdes de la ciudad brasileña de Curitiba como sueño vegetal de cualquier urbe. La empresa india Power Systems, que usa biomasa en forma de cascarilla de arroz para alimentar 90 centrales eléctricas, como visión de la nueva industria. El proyecto BedZED de Londres, con sus tejados forrados de placas solares, como prototipo de la era de la pos burbuja inmobiliaria. Los elevadísimos impuestos de la ciudad de Oslo a los vehículos más contaminantes como herramienta fiscal de la sostenibilidad.

«La política fiscal es la herramienta menos utilizada en el cambio de matriz productiva de España. Con la fiscalidad puedes decir “apoyo a estos sectores, esta manera de producir”. Hay que legislar en lo que se produce, cuánto y cómo se produce, forzar a que el consumo sea menor. La compra pública tiene que tener criterios sociales, laborales, pero también ambientales», afirma una decidida Rosa Martínez. Naomi Klein defiende enérgicamente que los que más contaminan paguen más: «Que los contaminantes paguen debería guiar la financiación del clima. Responder a la crisis del cambio climático puede beneficiar a una mayoría de las personas».

A pesar del millonario despliegue del lobby negacionista, existe un amplio consenso de la opinión pública global sobre el calentamiento climático. Y la sostenibilidad, especialmente en la España del cambio, está convirtiéndose en un nuevo sentido común. La hegemonía será verde o no será. Ocho de cada diez españoles considera que las medidas para luchar contra el cambio climático son una oportunidad para mejorar nuestra calidad de vida22.

Ni los sectores más conservadores discuten la creación de dos millones de empleos vinculados a la sostenibilidad que se podrían crear hasta 2020. El acuerdo de la cumbre de París, al que se comprometió hasta el presidente Obama, es una bofetada de hierro al negacionismo. Contra los lobbies. Contra el mismísimo capitalismo. Una maldita evidencia: el planeta Tierra o será verde o no será. El ser humano se extinguirá. ¿No es posible imaginar —se pregunta Jeremy Rifkin— que el siguiente paso en la aventura humana nos lleve a una conciencia de la biosfera y a una expansión de la empatía que incluya a toda la humanidad como una familia y a los otros seres vivos como una extensión de nuestra familia evolutiva?. Rosa Martínez lo tiene claro: existe en estos momentos una gran hegemonía ecologista: «Son cuestiones de sentido común, intuitivas». ¿Cómo sacar provecho electoral del magma-consenso verde? Un dato: Juan Antonio López de Uralde, estandarte del partido verde Equo, cosechó el mejor resultado en una provincia para Unidos Podemos: el 30,87 % de los votos en Álava. ¿Cómo desplegar narrativas indestructibles de la Gran Transición? Una intuición: la campaña ciudadana El Súper Voto23 encierra algunas claves del presente-casi-futuro: ¡para combatir la política gris, ponte verde! Una frase-horizonte: «Cuando la población local es dueña de los parques eólicos y participa de los beneficios, les dan todo su apoyo. No dicen

NIMBY (Not in my back yard, no en mi patio trasero), si no lo contrario, PIOL (Please in our land, por favor em nuestra tierra)»24.

1 Eva Dallo, «El holandés que ha puesto en jaque el sistema ener-

gético español», El Mundo, 10/1/2016.

2 El concepto de Jeremy Rifkin fue avalado por el Parlamento Eu-

ropeo en 2006.

3 Jeremy Rifkin, La sociedad de coste marginal cero.

4 El impuesto al sol fue derogado em octubre de 2018

5 La energía distribuída es el el eje en el que se basa el capítulo sobre

energía de los comunes de la investigación Buen Conocer / FLOK Society.

6Mario Rodríguez, «¿Por qué el Gobierno rinde vasallaje al oligopolio eléctrico?», The HuffingtonPost, 21/9/2013.

7En la actualidad Rosa Martínez es Coordinadora de Elkarrekin Podemos en el País Vasco.

8Movimiento que niega el cambio climático y el efecto del ser humano sobre la innegable subida de temperaturas.

9 Leo Kickman, «Heartland Institute compares belief in global

warming to mass murd», The Guardian, 4/5/2012.

10 Frase habitual de Nigel Lawson, exministro de Economía y Ha-

cienda de Margaret Thatcher.

11 Naomi Klein, Esto lo cambia todo.

12 El corte de tráfico fue el preámbulo del proyecto Madrid Central, puesto em marcha el 30 de noviembre de 2018

13 Los cortes de tráfico en el paseo del Prado se realizan todos los domingo desde 2015. El proyecto Calle Abierta contaba con la colaboración del Cicla Lab para producir energía limpia en los conciertos celebrados los domingos por la mañana en el paseo del Prado de Madrid.

14 Oriol Solé Altimira, «La remunicipalización del agua llama a la puerta de Catalunya», eldiario.es, 26/10/2016.

15Referencia a la Ley Montoro que impide la creación de empresas públicas mientras exista deuda pública.

16 La empresa se encargará del cuidado de los parques históricos y de especial protección, del mantenimiento de los puntos limpios y de las labores de conservación del río Manzanares.

17 Naomi Klein, Esto lo cambia todo.

18«Revolución energética en Alemania, cómo combatir el cambio

climático», National Geographic.

19 Jeremy Rifkin, La sociedad de coste marginal cero.

20«Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general. Se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante ley se podrá reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio, y asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general».

21Copenhague es una de las ciudades protagonistas del documental Mañana, dirigido por Cyril Dion y Mélanie Laurent. Morten Kabell, delegado de la Administración Técnica y Medioambiental de Copenhague, comparte los planes de reducción de CO2 de la capital danesa: «Hemos reducido un 40 % las emisiones de CO2. Hemos invertido mil millones en turbinas eólicas, y en retirar el carbón y el petróleo de los sistemas de calefacción».

22 Informe «Empleo verde en una economía sostenible», Fundación

Biodiversidad y Observatorio de la Sostenibilidad en España, 2010

23 El Súper Voto es una campaña ciudadana que apostó por el componente verde para apoyar a Unidos Podemos en junio de 2016.

24Frase de Preben Maegaard, expresidente de la Asociación Mundial

de Energía Eólica, citada por Naomi Klein en Esto lo cambia todo, p. 172.