La innovación como poesía y código

Hace unas semanas me enviaron un cuestionario sobre liderazgo e innovación política. Forman parte de la investigación de un amigo argentino realiza para una supra organización que engloba a todos los países de América Latina. Respondí en corto. Pero mis respuestas pretendían desplazar la investigación a otros márgenes, desordenar, imaginar otros caminos. Tras repasarlas, corregirlas y ampliarlas un poco, las comparto por aquí.

1.¿Qué tipo de perfil cree que tiene el líder del Siglo XXI? ¿Podrías mencionar sus características?

Yo entraría a cuestionar directamente la necesidad de tener «líderes» o la definición del liderato. Hoy tuiteé este post de Juan Freire que me gustó mucho: «estar loco y tener ritmo y vida interior». Si el liderazgo es esto, podría llegar a comprar. Destacaría esta frase: «Con tanto empeño en aprender, consejos, gurús, manuales … en ocasiones alguien puede tener la falsa impresión de que crear, liderar o emprender se reduce a una cuestión técnica. (…) Pero no es así; estar loco y tener ritmo y vida interior son esenciales para crear algo realmente especial y relevante».
Creo que necesitamos más mediadores, más articuladores, más conectores. Y menos líderes, por lo menos «líderes» entendidos de la forma clásica. Me interesa más alguien que teje red y genera espacios de convivencia comunes (sean digitales o analógicos) que un líder político al uso. Me interesa más alguien que consigue inventar espacios para ser habitados, espacios que sean base de relatos colectivos inspiradores. O un contador de historias que abre una polifonía de juegos infinitos que continúan en los otros. O alguien que planea perder el control de un proceso, pero que no tiene miedo porque crea previamente el tono, la arquitectura del diálogo, el imaginario….

2. ¿Qué herramientas debería saber usar?

Creo que más que herramientas, debería tener capacidad de escucha, de aprendizaje, curiosidad y capacidad mediadora. Tener cierta visión narrativa y simbólica me parece algo clave. Y debería demostrar también capacidad para cambiar de idea.

3. ¿Qué tipo de formación (académica o técnica) cree que debería tener el líder del Siglo XXI?

Estamos en la era de los «amateurs», los hackers son los científicos y los ilustrados del siglo XXI. El aprendizaje informal puede ser más importante que el informal en la formación de una persona. Tendemos a dar más valor a los formados en ciencias sociales, y a lo mejor deberíamos combinar poesía y código, o sea, sensibilidad y capacidad de generar arquitecturas comunes para redes de personas, voluntad de inventar cosmovisiones propias para una época y conocimiento metodológico para construir espacios de encuentro. También me encantan las personas que tienen una formación y trabajan en algo radicalmente diferente. Pensemos en Hakin Bey que estudió el sufismo en Irán y la organización de los piratas del siglo XVII y escribió una de las biblias del mundo hacker, Zona Autónoma Temporal (TAZ).

4.¿Qué tipo de perfiles cree usted que es preciso priorizar en el acceso a capacitación para fortalecer las capacidades de innovación política en la sociedad latinoamericana? ¿Debemos pensar en líderes políticos o sociales? ¿Porqué?

Me gusta maś hablar de innovación social que de innovación política. Entre otras cosas porque muchas de las cosas que son despreciadas por «no ser políticas», como ocupar una plaza o activar un huerto urbano, son profundamente políticas. Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay, regando plantas en su casa de Montevideo es un maestro político profundamente inspirador. Más que muchos senadores con doctorados. De cualquier manera, el mercado y el sistema político son especialmente ágiles para robar narrativas. A estas alturas, «Innovación social» puede significar nada o algo muy similar a la «economía solidaria» del siglo XX. Me gusta el concepto de «innovación disruptiva» y maś todavía la «disrupcción». La destrucción creativa tiene su poética también.

5. ¿Podría mencionarnos experiencias, proyectos, programas u otros de capacitación en formación política en latinoamérica que conoce y considera positivas?

No confío en los procesos institucionales de formación política o en las escuelas de líderes, ya sean empresariales o políticos. Años de trabajo en red, en las calles y en Internet, es una mejor escuela.

6. ¿Qué metodologías pedagógicas o modelos de enseñanzas (online u offline) y qué formatos cree que son mejores para la capacitación de líderes, activistas y políticos?

Me gusta el concepto de La ciudad del aprendizaje. Escribí este post hace tiempo, inspirado por el trabajo de Doménico di Siena. También me gusta mucho la idea de «la educación expandida» (recomendable el libro publicado por Zemos98).

7.¿Qué tan efectiva le resulta usted la capacitación virtual y qué pierde en relación a la capacitación presencial?

Sin duda que para mí lo ideal es una mezcla de las dos. La virtual es importantísima, hoy  día podemos aprender más solos online que con profesores. De cualquier manera, las metodologías presenciales pueden jugar un rol importante o todo lo contrario. Si lo presencial es un encuentro profesor-alumno, con mensajes unidireccionales y en el que la convivencia y co-aprendizaje son inexistentes, a lo mejor no me interesa. O sí: no creo tampoco que haya que ser radical en el horizontalismo. Yo aprendo a veces escuchando una conferencia máster de alguien, otras veces escuchando una asamblea vecinal.

El futuro de la cultura lab

«PORQUE SER HACKERS ESTÁ DE MODA. Ahora todos son hackers. Términos para el mercado: Growth Hacker, Business Hacker, E-commerce Hacker, Social Media Hacker, Code Hacker. Ya se va poniendo triste el panorama». Así pataleaba el ecuatoriano Juan Carlos León en su muro de Facebook, que ha estado años trabajando en El Diferencial Hub Media de Quito. Juan Carlos tocó un punto importante: el mercado, el capitalismo cognitivo y los gobiernos están vampirizando lo hacker. Sin entenderlo. Sin sinceridad. Sin ética.

El oportunismo roza el insulto en el caso de grandes compañías como Microsoft o Oracle, lobbistas duros del copy right que juegan a los datos abiertos, disfrazados de mecenas de lo hacker. Lo mismo ocurre en el ámbito de los gobiernos: ciudades gobernadas por partidos y políticos verticales, vinculados al capitalismo en mayúsculas, creando espacios con narrativa hacker. El Ayuntamiento de Río de Janeiro – el que se subió al carro de la especulación inmobiliaria, los desalojos, la ciudad creativa del capitalismo cogitivo y el control tecnológico de la Smart City de IBM – creó el Lab.rio. La narrativa «lab» y sus subnarrativas (innovación ciudadana, por ejemplo) también están en voga. Y son puestas en marcha por personas / instituciones que ni saben trabajar en red ni conocen la ética hacker.

Ante oportunismos y apropiaciones, nada como reivindicar el espíritu hacker y la verdadera esencia de los labs / laboratorios. Me gusta mucho el post que ha escrito Juan Insúa, del Centre de Cultura Contemporània de Barcelpna (CCCB), sobre el encuentro LAB Meeting 2015 que tuvo lugar en el MediaLab Prado de Madrid. Republico un extracto del texto, sobre el presente y futura de la «cultura lab».

 

PRESENTE Y FUTURO DE LA CULTURA LAB

  • Encuentros como el LAB Meeting 2015 y otros similares en distintas ciudades del mundo (comoLabWorks 2015) demuestran el vigor de un espíritu creativo, experimental, crítico y autocrítico que requiere trascender los riesgos de la «labificación», evitando los fetiches semánticos y las apropiaciones sospechosas.
  • La diversidad de modelos, estilos y metodologías no impide encontrar una serie de puntos en común. Y esta es una tarea imprescindible: definir aquello que une, la pauta que conecta y no solo las diferencias, errores o contradicciones de un proceso abierto.
  • Difundir, debatir y enriquecer un cuerpo teórico que se ha ido gestando a lo largo del siglo XX y que ya goza de una ingente bibliografía en el nuevo siglo.
  • Concebir la cultura lab con toda su historia, su diversidad y sus mutaciones como uno de los émbolos decisivos de una nueva cultura más libre y democrática.
  • Arte, ciencia, tecnología, diseño, humanidades… Las mezclas e hibridaciones suelen ser diversas, pero todas pueden enmarcarse en la necesidad de trascender las limitaciones de las dos culturas (C. P. Snow) e incluso algunas concepciones reduccionistas de Tercera Cultura.
  • La evolución y progresiva madurez de una cultura del riesgo y la experimentación constituyen una realidad que cabe «cuidar», «curar», consolidar y abrir sin dogmas, ni capillas excluyentes.
  • La cultura lab puede generarse tanto desde los márgenes o las periferias como dentro de las instituciones culturales (universidades, escuelas, museos, bibliotecas, etc.).
  • En la cultura lab hay pioneros y referentes indiscutibles, pero también nuevas manifestaciones que han nacido y evolucionan a partir de su propia experiencia y una praxis con aportes inéditos.
  • La cultura lab es una actitud frente a la concepción, creación, producción y distribución del conocimiento en el siglo XXI. Es un espíritu que «sopla donde quiere» y puede surgir en los espacios, grupos e instituciones más insospechados.

Cita con la innovación: hackapp + festivalapp de Apps4Citizens

La plataforma Apps4Citizens realiza mañana en Barcelona su primer gran encuentro presencial: una jornada non stop dedicada a la innovación e inspiración en la acción política y social, desde el punto de vista del ciudadano conectado y comprometido, que actúa a través de su dispositivo móvil. Este primer evento apps4citizens tendrá dos actividades destacadas: el hackapp y el festivalapp.

De la mano de Hacks/Hackers Barcelona por la mañana hasta las 18h), se llevará a cabo una jornada para el desarrollo de prototipos de aplicaciones, donde se encontrarán la innovación ciudadana y el periodismo de datos. Como continuación del hackapp, el festivalapp se iniciará con una breve presentación de la plataforma apps4citizens a cargo de su impulsor,Antoni Gutiérrez-Rubí (@antonigr), para dar paso después a tres interesantes conferencias, en formato breve y dinámico, de la mano de: Francis Pisani (@francispisani), Cristóbal Gracia (@cristobgracia) y Mar Cabra (@cabralens).

Me encantaría estar en Barcelona en el primer evento de Apps4Citizens. Ante la imposibilidad, haré una cobertura de flujos en este mismo post. Desde este mismo momento, incluiré los mejores tuits enviados a los hashtags  y .

 

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Innovación ciudadana para reinventar la política

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¿Es lo mismo innovación social que innovación ciudadana? ¿Sería la inteligencia ciudadana la versión más práctica de la denominada inteligencia colectiva? ¿Cómo incentivar procesos abiertos de participación ciudadana? Para resolver estas preguntas y profundizar en la participación ciudadana, el Proyecto Ciudadanía 2.0 de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) ha puesto en marcha un proceso denominado Innovación Ciudadana, que pretende impulsar la participación de ciudadanos en iniciativas innovadoras en política. El proyecto, pensado para incentivar diálogo entre redes, empresas, ciudadanos y Gobiernos, pretende renovar y ampliar incluso la definición de política.

Tengo el honor de participar en el proyecto / proceso, como fundador de la red Futura Media,  en un equipo de trabajo multidisciplinar, transversal e internacional. La primera cita tiene lugar esta semana, miércoles día 11 de septiembre, en la ciudad brasileña de São Paulo. El primer acometido es redactar una carta de propuestas para fomentar la innovación ciudadana en los países de la región iberoamericana que será entregada a las Jefas y Jefes de Estado en la próxima Cumbre Iberoamericana a celebrarse el 16 de octubre en Panamá. El objetivo es ambicioso: crear una agenda común, participativa y transversal para los próximos cinco años.

El equipo de Innovación ciudadana ha puesto en marcha el proceso con un documento online colaborativo, en el que los participantes y cualquier ciudadano responde a diferentes preguntas. De momento, se han formulado seis preguntas. A continuación, publico las respuestas que he colocado a título personal en dicho documento. Respuestas en beta, en construcción, imperfectas, que pretenden incentivar un poco más el diálogo sobre el proceso de innovación ciudadana.  Vale la pena leer las respuestas de los participantes y de algunos ciudadanos a las diferentes preguntas.

Pregunta 1 // ¿Qué acciones se pueden impulsar para identificar, poner en valor e intercambiar experiencias de proyectos que la ciudadanía ya está haciendo desde una perspectiva bottom-up?

El papel del Estado, en la era red, está en plena mutación. El Estado y las instituciones ya no deberían apostar por políticas paternalistas, top down y de código cerrado (sin posibilidad de cambio a lo largo del proceso). Las instituciones públicas deberían intentar ser plataformas, cajas de herramientas, espacios de diálogo abiertos. La dificultad reside en que, efectivamente, la innovación ciudadana puede ocurrir en otras plataformas, lugares y procesos ajenos a las instituciones. Los espacios de diálogo y construcción política del Estado y de la mayoría de las instituciones ya no son los únicos en los que existe interacción / innovación ciudadana. La política, los actos de ciudadanía, ocurren en nuevos espacios más dinámicos, flexibles, rotativos. Ocurren lejos de parlamentos estáticos e instituciones lineales con un “dentro” y un “afuera”. El concepto “extitución” que define una institución líquida, sin dentro ni afuera, más proceso abierto que política estática, es una bella provocación.

No adelanta que un Estado o institución cree un conjunto de herramientas digitales, por ejemplo, si no existe una comunidad de práctica, un hábito democrático, accesibilidad y necesidad de las mismas. Por ello, las instituciones deberían tener menos prejuicios a la hora de incorporarse en procesos que excedan sus espacios físicos. Cuando existan comunidades de prácticas, herramientas u otras plataformas que estén ya al servicio del bien común, las instituciones deberían sumarse al proceso sin intentar liderar ni dirigir el mismo. Deberían empoderar a la ciudadanía con la creación de plataformas orientadas al bien común que sean realmente necesarias y pertinentes. Además, deberían incorporar a sus prácticas y/o apoyar, sin monopolizar, las plataformas, herramientas y procesos surgidos de la ciudadanía.

Pregunta 2 // ¿Qué acciones, canales y herramientas podrían desarrollar los gobiernos para fomentar la innovación ciudadana?

Las instituciones deben aproximarse poco a poco a dos imaginarios:

1) La democracia en tiempo real (temporalidad).
2) La democracia distribuida (espacialidad).

La llegada de la geolocalización, del WI-FI y de la conexión de aparatos móviles incluso al margen de Internet facilitan la participación ciudadana en cualquier proceso. Sin embargo, la democracia en red y la participación no deberían estar limitadas a ámbitos y herramientas digitales. El componente territorial es de vital importancia. Por ello, quizá la pregunta debería completarse: ¿Qué acciones, canales, herramientas y procesos podrían ser desarrollados para fomentar la innovación ciudadana?
En la era de los makers – usuarios de impresoras 3D que construyen de forma colectiva y abierta todo tipo de objetos y dispositivos – las instituciones no deberían ser los únicos actores encargados de “desarrollar” acciones, canales y herramientas. Habilitar espacios de encuentro para la ciudadanía o aportar tecnología y recursos para el bien común deberían ser ejes de acción. Facilitar la co-creación de plataformas y herramientas debería ser uno de los acometidos de las instituciones.

Por otro lado, no existirá la innovación ciudadana si el proceso no se comparte de alguna manera. El proceso WikiBrest (Francia), en el que la innovación social es híbrida (digital y analógico), es un buen ejemplo. La plataforma Incoma.org, que facilita el diálogo coral, es otra inspiración para la era de los procesos compartidos.

Pregunta 3 // ¿Cómo las empresas pueden implementar esquemas de responsabilidad social enfocada a la innovación ciudadana?

El concepto de responsabilidad social está totalmente desactualizado. Fue acuñado en el resurgimiento neoliberal de los años ochenta y noventa. La responsabilidad social se convirtió en un artilugio para perpetuar la explotación laboral, los abusos medioambientales y prácticas poco éticas de las multinacionales. Fue siempre una herramienta de maquillaje para legitimar marcas o limpiar imágenes. En la era red, en la que el mismísimo marketing está en plena decadencia / mutación, el mejor branding de una marca, su mejor imagen, debería ser la orientación de sus acciones al bien común. La responsabilidad social debería ser sustituida por la orientación de una empresa hacia la economía del bien común de la que habla Christian Felber. Una economía en la que el proceso de producción esté basado en la lógica del código abierto, en la participación, en el fomento de comunidades locales de makers que primen la producción local frente a la producción descentralizada y ecológicamente insostenible de la globalización. Los productos deberían ser procesos compartidos, basados en la transparencia y en el empoderamiento de los usuarios. Transformar las marcas en plataformas abiertas y redistribuir beneficios en prácticas comunitarias y colectivas orientadas al bien común es la mejor fábrica de innovación ciudadana.

Pregunta 4 // ¿De qué forma las instituciones pueden adaptarse al trabajo en red y a la utilización de tecnologías digitales por parte de la ciudadanía?

Tendría dos lados. Por un lado, las instituciones necesitan adaptarse a las tecnologías que facilitan la colaboración. Trabajar un algo tan simple como un google doc compartido (mejor aún si es tecnología libre y no propietaria) supone un cambio radical en el flujo de trabajo. El uso de tecnologías abiertas y de herramientas que incentivan el trabajo en red irá cambiando lentamente la actitud de las instituciones. El trabajo de red es más una actitud que una tecnología. En segundo lugar, la adaptación más compleja es aquella que requiere la incorporación al diálogo de la ciudadanía y la inteligencia colectiva. En este sentido, la mera suma de un conjunto de herramientas digitales nunca va a resolver el dilema de la participación ciudadana. Mucho menos, va a activar la innovación ciudadana. Como recoge el Manifiesto Crowd, “agregar y filtrar opiniones individuales es solo una forma primaria de crowdsourcing que permite atacar problemas simples”. El punto cinco de dicho manifiesto sería un buen punto de partida: “Los problemas complejos e indefinidos precisan comunidades de práctica en un entorno procomún para generar verdadera inteligencia colectiva”. Sin las comunidades de práctica orientadas al bien común no va a existir un diálogo instituciones-sociedad apropiado. Por eso, la presencia de gigantes de la tecnología con intereses propios puede llegar a ser un problema en la co-creación de procesos de trabajo de red.

Pregunta 5 // ¿Con qué herramientas, y bajo qué modos de organización los colectivos sociales actualmente pueden generar innovación ciudadana?

El hecho de utilizar una herramienta u otra no determina el buen funcionamiento de un sistema ni implica la creación de procesos abiertos. El uso que una comunidad de a determinada herramienta puede modificar incluso el funcionamiento de la misma. Twitter es la herramienta más utilizada en el activismo y no fue planeada para ello. El funcionamiento de un ecosistema social o ciudadano va a depender de los tipos de organización y/o procesos. No creo que exista un único modelo de organización para generar innovación ciudadana. Pueden existir incluso redes poco horizontales que faciliten o activen procesos de inteligencia colectiva. Sin embargo, sí que creo que cuanto más abierta se una organización, cuanto más conexión exista entre sus diferentes nodos y cuanta más autonomía tengan determinados nodos a la hora de tomar decisiones mejor será a la hora de provocar innovación ciudadana. En los últimos tiempos estamos viendo muchos casos de procesos bottom up (de abajo arriba) profundamente innovadores. El Campo de la Cebada en Madrid o el Istanbul Polis Hareketleri (Mapa de la Mobilidad de la Policía de Estanbul) son dos buenos ejemplos.
Como formato de organización a mí me gusta mucho el concepto de adhocracia. Su definición podría ser la siguiente: “Sistema no jerárquico, horizontal, participativo y flexible donde todos los miembros tienen capacidad de tomar decisiones que afecten al conjunto. Es una palabra híbrida entre ad-hoc (aquí y ahora) y el sufijo cracia (poder) y suele entenderse como algo antagónico a burocracia”. La innovación de los movimientos será siempre transversal, no lineal y difícil de ser categorizada. Los contextos culturales y diferentes entornos físicos tienen una gran influencia. La fórmula cerrada para la innovación ciudadana o para el buen funcionamiento de colectivos no existe.

Pregunta 6 // ¿Cuáles serán los nuevos aportes de los medios digitales al ejercicio de la ciudadanía?

Creo que es necesario aclarar que el concepto de red no es sinónimo de medio digital ni de formato digital. La red existe en la naturaleza, en la química, en la física, en el mundo animal. Desde los medios se insiste en relacionar superficialmente red social con algunas herramientas y/o plataformas como Facebook o Twitter. Sin embargo, la red puede ser absolutamente analógica. La red está basada, entre otras cosas, en la información compartida de un conjunto de nodos. Nodos que pueden estar relacionados de muchas formas diferentes, a través de procesos y protocolos distintos. Tejer red siempre será más importante que fabricar medios o herramientas digitales.
Por eso es interesante rescatar la ya remota cita de Ted Nelson de los años sesenta, “nuestro cuerpo es el hardware, nuestro comportamiento es software”. Todo ello para decir que construir un conjunto de herramientas o medios digitales para la ciudadanía puede ser irrelevante si no se trabaja en los procesos y comportamientos, en el software. Cuanto más abierto y participativo sea el software que rija la relación entre las instituciones (plataformas) y nodos (ciudadanos) mejor será el uso de los medios digitales. De cualquier manera, la participación debe cocinarse en ambientes híbridos, donde lo analógico y lo digital convivan sin ser excluyentes.

Pierde el control, dispérsate

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Imagen: Antonio Cambronero, blogocket. Licencia: Creative Commons Share Alike

*Texto publicado primero en la revista Yorokobu por Bernardo Gutiérrez.

¡Pierde el control, dispérsate! No es un grito veraniego prevacacional. Tampoco el título de un hit discotequero. Digamos que podría ser el grito de la nueva era. De momento, lo dejamos en algo más modesto: como el mantra de la innovación que viene. Otra opción: Pierde el control, dispersate  es apenas el bote salvavidas para sobrevivir a la Era de las Redes Sin Centro Ni Periferia. ¿Insinuamos que casi todo lo macro y vertical naufraga estrepitosamente y que la dispersión nos salvará? Más o menos.

¿Y a qué suena  este nuevo Mantra Disperso? Algo así como «no centralices:  incentiva la conexión de los nodos dispersos de tu red». El estribillo es pegadizo:  «no impongas una idea, mejor crea un imaginario y que los mensajes fluyan sin epicentro». El coro colectivo es tremendamente sexy: «no pretendas ninguna unidad de nada: busca la dispersión máxima de tu red». Y el final confirma el temazo: «pierde el control, porque la red encontrará su propio equilibrio. Y seguimos dispersándonos con un bis inevitable: «no te esfuerzas en crear una linealidad: apenas crea espacios neutros de convivencia. Que el caos se autogobierne en los espacios comunes». ¿Hemos perdido la cabeza? Para nada.

Tiremos de historia reciente para justificar el Mantra Disperso.  Aquellos directorios marmotreto como el que creó Yahoo allá por el año 2000 – miles de internautas contratados recopilando links- fueron sustituidos por plataformas abiertas y habitables como Wikipedia o Delicious. La inteligencia colectiva y descentralizada demostró ser más eficiente que la suma de gurús.  En la era dispersa la innovación llega de la mano de la comunidad, como lo hace en la ya clásica plataforma de contenido Slashdot. Uno de los puntos del Manifiesto Crowd, cocinado para el bien común por Juan Freire y Antoni Gutiérrez-Rubí, recalca esta intuición: «La complejidad actual no se puede controlar con planificación pero se puede gobernar diseñando las infraestructuras relacionales». Pierde el control, pero genera un espacio relacional habitable. Crea incubadoras de comunidades, cultiva vínculos, construye cajas de herramientas. Y que no te importe en qué lugar o plataforma ocurran las relaciones. Desde el Comité Disperso, surgido recientemente en el entorno 15M, realizan un intenso elogio de la dispersión: «Desde el respeto mutuo, organizarse en la dispersión facilita la colaboración de personas y colectivos en diferentes grados, según sus propios deseos, capacidades y posibilidades, en cada momento.»

Del mundo empresarial a la comunicación, de la política a la cultura,  el Mantra Disperso va conectando los pares sueltos. Y va sustituyendo los hasta entonces centralizados y férreos pilares de la sociedad. De hecho, el libro Out of Control, publicado por Kevin Kelly en 1995, podría considerarse la Biblia de la innovación no centralizada. «El éxito, en un mundo enredado en nodos descentralizado, pertenece a aquellos planes que incentivan la replicación», afirma Kevin Kelly. La placa de hardware libre Arduino, que ya es plataforma y comunidad global, muestra el poder de la dispersión. El protocolo / método Arduino es utilizado de formas nunca previstas por sus creadores. Dispersión conectada, de forma no prevista, por caminos no sospechados. Un firme código ético – manten siempre el código abierto de la placa –  garantiza la conexión comunal de la dispersión.

Uno de los gritos escuchados en las calles en los últimos años podría resumir la esencia de este Mantra Disperso: «El pueblo distribuido jamás será vencido». Una red peer-to-peer, sin centro ni periferia, es infinitamente más robusta que una red centralizada.  El pueblo unido es reducible a una identidad, a un territorio. El Pueblo Unido Jamás Será Vencido es un paquete que llega a ser previsible. Por eso, las revoluciones de masas dieron paso a las guerrillas reticulares. Y las guerrillas sesenteras de mil cabezas dieron paso a los enjambres sin rostro de la era Anonymous.  La multitud, como afirman Toni Negri y Michael Hardt, es plural y múltiple. Y en su dispersión, en su no-centralidad, reside su fuerza.  De nuevo, el grito del Comité Disperso que reivindica una «nueva forma de organización más sostenible» podría ser un faro inspiracional: «Posibilitar confluencias temporales y consiguientes alejamientos. Facilitar ciclos y dinámicas que no tienen por qué ser estables, puesto que en su propia inestabilidad resultan más efectivas por su capacidad de adaptarse a las circunstancias de cada momento». ¿Elogio de la dispersión para la innovación social? ¡Exacto!

Ya lo sabes. Elogio a la dispersión es la canción del verano.  El final del Manta: Baila colectivamente y pierde el control. Y ahora, dale al copypaste. Copia. Pega. Descontrola. Copia. Pega. Dispersión…

La Comuna (P2P) de Madrid

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Los años 20, en el boomerang neblinoso de la historia, sobreviven en una postal roja de un cabaret burlesque del Berlín dadaísta. Los años cuarenta son un eco de tango bailado por inmigrantes en los arrabales de Buenos Aires. Los ochenta suenan a vinilo poblado de los gritos punk del Londres #postindustrial. La década de 2010 será un recuerdo de plazas tomadas, de calles vivas, de creatividad político-cultural. Será sinónimo de Madrid. De aquí a unos años, algunos recordarán la convulsa situación política, la violencia policial o el desempleo. Pero lo que pasará a la historia será otra cosa: una ciudad viva, transversal, oblicua, intensamente social, con un espacio público politizado, libre, conectado con el mundo. La década de los 10 será sinónimo de una ciudad autogobernada por sus ciudadanos, poseída por un vendaval de innovación social, por un dinamismo sin parangón. En la postal, sembrada de manos en alto, se leerá: la Comuna de Madrid.

La Comuna de Madrid – más dispersa, heterogénea y cosmopolita que la Comuna de París de 1871 – será rememorada como el rincón donde nació la comunicación-acción, la acción-pensamiento, el pensamiento-prototipo. Madrid, como efervescencia de redes y calles. Madrid, como territorio e imaginario de proyectos, procesos y acciones tecnopolíticas. Madrid como un laboratorio ciudadano glocal que mira al mundo incluyéndolo al mismo tiempo. Pero en la Comuna de Madrid no todo es acción, hecho, asamblea, escrache. En la urbe – con su tejido red expandido en el resto del Estado español – se está cocinando un cuerpo teórico que arropa las nuevas prácticas. Teoría bastarda, remezclada, promiscua. Teoría-práctica. “El procomún es una zona de intercambio donde los commons tradicionales se encuentran con la cultura libre”, asegura el investigador Adolfo Estalella, contextualizando su texto en Madrid. Y acá radica un pequeño secreto.

Desde finales de los años noventa, la cultura libre se enredó en Madrid con los movimientos sociales en centros okupas como El Laboratorio. Mientras los squatters de Berlín siguen anclados en la estética punk y en un antifascismo clásico, en la treintena larga de Centros Sociales Ocupados (CSO) de Madrid se fragua un nuevo mundo en red, horizontal, agregador. Un nuevo mundo impregnado de ética hacker que diluye las fronteras de lo off y lo online. Que difumina las fronteras de los países y Estados Nación.

Son centros sociales diferentes. Son extensiones de las plazas ocupadas en la primavera del 2011. Centros que funden el dentro y el afuera. Centros que expanden su acción en todos los espacios urbanos. Cierto: nunca en su historia Madrid había tenido tantos Centros Sociales Ocupados (CSO). Aunque en la cantidad no reside el diferencial de esta nueva era de la urbe. ¿A qué sabe huele, suena, huele la Comuna de Madrid?

Captura de pantalla 2013-05-31 a la(s) 09.47.36Imagen: ilustración de  @Ciudad_basura y @maralpel para el seminario #OPENmadrid de ThinkCities.org

Por un lado, algunos de estos espacios exceden la definición de Centro Social Ocupado. Son algo más. Algo diferente. El ejemplo más paradigmático es La Tabacalera, una antigua fábrica cedida por el Gobierno a movimientos sociales del multicultural barrio de Lavapiés. La Tabacalera, que se define a sí misma como Centro Social Autogestionado, es un espacio que encajaría en la teoría del partner state (Estado socio) de Michel Bauwens, fundador de la P2P Foundation. El proceso Esta es una plaza, un parque autogestionado con ayuda de un blog colectivo, también cuenta con el beneplácito del poder público hace muchos años. El Estado socio pone la gobernanza de sus espacios a disposición de la sociedad. Una sociedad en red, peer-to-peer, persona a persona, que se auto organiza al margen de las instituciones sin recharzarlas. Y en la Comuna de Madrid, #estápasando

En segundo lugar, el espíritu del 15M está creando un nuevo caleidoscopio que borra del imaginario la casa okupa clásica. Del Patio Maravillas a La Morada del barrio de Chamberí, pasando por el Espacio Sociocultural Liberado y Autogestionado El Eko de Carabanchel, los nuevos espacios sociales de Madrid son agregadores, heterogéneos, plurales, mestizos. Y no tienen el viejo antagonismo «antisistema» como epicentro. En ellos, se cocinan-prototipan mundos nuevos, sin necesidad de destruir frontalmente el actual. Con construyen cosas, conexiones, procesos. Sin antagonismo. Y la participación es mucho más intergeneracional que hace unos años. Los Yayoflautas de Madrid – los abuelos del 15M – ensayan teatro en La Tabacalera, por ejemplo. La relación con la tecnología, además, es muchísimo más intensa.

En todos estos espacios, el nuevo mundo se vislumbra en jergas-siglas Este interesante texto del Vivero de Iniciativas Ciudadanas de Madrid habla de «DIY (Do it YourSelf), CO-, #, WIKI,MIDDLE-OUT, PRO-, P2P, DIWO (Do it with Others), SLOW-, CROWD-, DIT, @, OPEN, NET- o BOTTOM-UP» como prueba del nuevo mundo que está en marcha en la ciudad. Jergas habituales en la cultura digital. Jergas/siglas que intentan definir prácticas horizontales, colaborativas, en red, transversales. Un detalle vital: las siglas son Prácticas Que Se Tocan. Son reales, aunque algunos no sepan qué significan. ¿A qué sabe-suena-huele, pues, la Comuna (P2P) de Madrid?


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Imagen: La Galería de la Madalena

Una definición imperfecta: Ciudad P2P (peer-to-peer): dícese de la urbe en la que sus nodos (calles, plazas parques) pueden estar conectados entre sí sin pasar por el centro. Persona2persona.Plaza2plaza. Parque2parque. En La Comuna P2P de Madrid los nodos / barrios se han reconectado con otras lógicas, al margen de periferias y centros. Una de las grandes novedades de la Comuna P2P de Madrid reside en los espacios a cielo abierto. El #TomaLosBarrios, que disgregó la Acampada Sol en los primeros días de 15M en asambleas locales, reforzó a esa Comuna P2P de Madrid que ya estaba en marcha

Desde finales de los años noventa, el cambio de piel ha sido paulatino. El 15M apenas multiplicó, aceleró. La Comuna P2P de Madrid empezó a coger forma con los reciclajes / resignificaciones urbanas de Basurama, ZooHaus, Left Hand Rotation o Boa Mistura. Y con los mobiliarios-proceso de licencias libres, low cost y temporales de Zuloark, como el superbench o #Savethedinosaur. Y con las intervenciones urbanas de Todo por la Praxis, su guía de Vacíos Urbanos Autogestionados, sus hackeos físicos como el Banco Guerrilla. Y con las regeneraciones de tejidos barriales de Paisaje Transversal. Y con las galerías post it en muros y paradas de autobús de La Galería de Madalena.

El 15M, como ineludible salvapantallas común, dinamiza las plazas con pensamiento y acción política. En la Comuna P2P de Madrid, a día de hoy, se celebran un centenar de asambleas políticas en el espacio público. La calle, en palabras de Adolfo Estalella, no es sólo el lugar del ejercicio político sino el método de esa política. «El derecho a la ciudad» de Henry Lefebvre renace en Madrid a diario. Y muta y se recicla en calles y redes.

El mencionado proyecto Esta es una plaza abrió el camino de la ciudad híbrida (redes digitales + espacios físicos). El Twittómetro que ampliaba a la red las asambleas de la Acampada Sol o el mapa en tiempo real de #Voces25S crearon esa acuarela digitalógica, fisital, cíbrida. La Comuna P2P de Madrid es una ciudad hecha de átomos y bits, virtual y analógica a partes iguales. Madríbrida, como un cúmulo de streamings ciudadanos de PeopleWitness (proyecto nacido en Barcelona). Madribrida, como personas que deambulan por la urbe comunicándose en tiempo real con grupos de What’s App. Como una sesión de ThinkCommons.org que proyecta en el espacio físico un encuentro virtual de varias personas del mundo.

La ciudad viva con la que soñó la estadounidense Jane Jacobs, icono de la humanización de las urbes, habita en la híbrida Comuna P2P de Madrid. En el hashtag-acción #BarriosDespiertos. En iniciativas como El paseo de Jane, un paseo-deriva urbana para tejer redes humanas en los barrios. La Comuna P2P de Madrid es una postal viva, bastarda, interracial, profunda, poética, sexy. Los profesores universitarios ocupan el espacio público con 500 aulas en un solo día, con streaming y cobertura de redes. Y los desconocidos se juntan en parques, plazas o blogs en los Desayunos ciudadanos.

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Imagen: El Campo de Cebada 

¿A qué sabe-suena-huele, pues, la Comuna P2P de Madrid? A la vida social del espacio El Campo de Cebada, recientemente galardonado con el Golden Nica, del Ars Electrónica, en la categoría de ‘comunidades digitales’. En ‘El Campo de Cebada’ – un espacio gobernado transversal y horizontalmente por sus vecinos – se enredan permacultura, arquitectura en beta, cultura libre y una inspiradora convivencia intergeneracional-racial-cultural. En la Comuna P2P de Madrid la cuestión no es tanto el qué hacer sino el cómo hacer. Y por eso la urbe-mundo está entregada al nuevo concepto del comoísmo: el quid de la cuestión se encuentra en los procesos y metodologías y en lo transversal, inclusivo, interdisciplinar y heterogéneo.

La Comuna P2P de Madrid es copyleft (copia liberada). Sus plazas son copyleft. Cualquiera pueda sentarse, hablar, grabar. Compartirlo con el mundo. Graba tu plaza. Copiala. Súbela a la nube de MediaTeletipos. El invidivuo renace en el nosotros. Y para rabia del fanático individualismo neoliberal la Comuna P2P de Madrid es la ciudad DIWO (Do it With Others). Ciudad Hazlo Con Otros. Ciudad Colabora. La Fundación Robo no es una persona. No hay líderes. No hay rostros. Somos nosotras. Las canciones son colectivas. Son reapropiables. En el Madri DIWO la clásica Bicicrítica – paseo colectivo en bicicleta sin rumbo fijo– transmuta en el Plano de Calles Tranquilas. O en el bar y espacio de co-working La Bicicleta, que nació como un proyecto de crowd funding. Solo no puedes. Con amigos sí.

En los ochenta, en el Madrid narrado por Joaquín Sabina “el sol era una estufa de butano”. Y había “jeringuillas en el lavabo”. Desempleo. Yonquis. Rock cervecero. En la Comuna de Madrid hay desempleo. Pero prima lo trans-, lo co-, lo inter-, lo plural. Y la Cultura_RAM, un nuevo paradigma cultural basado en el intercambio y lo relacional, no en lo acumulativo. Hazlo con otros. Comparte libros en Bookcamping.cc. Cambia tu tiempo en el banco NOCKIN. Comparte Internet con tu vecino en WIFIS.org. Bebe conocimiento libre en la librería-editorial Traficantes de Sueños. Piérdete en el turismo hacker del proyecto Loginmadrid, en el que cada persona local es un password que introduce al visitante en comunidades barriales. La Comuna P2P de Madrid sabe-huele-suena a serendipia, a encuentros fortuitos, a cultura abierta a innovaciones cruzadas.

Al inicio de los noventa, Madrid todavía era aquel “mar de alquitrán, feudo estatal” contra el que despotricaba el grupo de heavy metal Barón Rojo. Una #PostMetrópolis con un centro repleto de instituciones y una periferia obrera desconectada emocionalmente del corazón urbano. La Comuna P2P de Madrid es un dédalo de plazas interconectados que crece y muta al margen de representantes, Gobiernos e instituciones. Dialoga, co-crea. No depende de lo institucional. Pero tampoco es antagonista.

La urbe, simplemente, renace sin pedir permiso en sus espacios inertes o desocupados. En el Mercado de San Fernando (Lavapiés), por ejemplo, se venden libros al kilo en La Casqueria y las verduras conviven con el software libre. La ciudad se reconfigura en lo oblicuo, en lo transfronterizo, en lo asimétrico. En seminarios abiertos como Hack the Academy Studio, donde la academia derriba sus muros y la ciudadanía participa.  Se cocina-piensa en La Mesa Ciudadana, entre expertos, amateurs, arquitectos, artistas, enredas multidisciplinares y técnicos del ayuntamiento.

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Imagen: taller Arquicómics, sobre relación de la arquitectura y el cómic.

La Comuna P2P de Madrid es la cuna del concepto Extitución. Si las instituciones son sistemas organizacionales basados en un esquema dentro-fuera, las extituciones se proponen como superficies en las que pueden ensamblarse, eventualmente, multitud de agentes. Extituciones líquidas, flexibles, incluyentes, intinerantes, post it. Extituciones como el Intermediae, forjado con software libre y participación transversal, que puede celebrar sus encuentros-debates en el Matadero, pero también en diferentes espacios de la urbe. Extituciones como el MediaLab Prado, que ofrece su cuerpo a las comunidades, cocina ciencia abierta, bosteza prototipos múltiples, transforma ciudadanos en sensores (ver Data Citizen Driven City) o su fachada en una pantalla jugable, reapropiable, compartida.

Madrid, para Antonio Machado, “era el rompeolas de todas las Españas”. En la década de los 10, Madrid es el rompeolas remix de todas las plazas, de todos los continentes, de todas las lenguas, de todas las redes. Toma la plaza. Take the square. La nacionalidad no importa. El espacio de disputa de la Comuna P2P de Madrid es el mundo. Lo hiperlocal tiene latidos globales. Los ciudadanos protegen a sus inmigrantes de la policía. En los espacios comunes – ya sea Tabacalera, El Campo de Cebada o el MediaLab Prado – la multiculturalidad es la norma. Y una galaxia creciente de proyectos interculturales con sede en la urbe, como Lab Latino, Inteligencias Colectivas, Red Trans Ibérica o Curator´s Network, conectan las redes de afectos con el planeta desarrollando proyectos en otros países.

Si Madrid – ingobernable urbe de capas, puzzle multicultural, grito micro-macro nacional – estuviera gobernada por políticos despiertos, ya habrían convertido esta efervescencia en “marca ciudad”. Madrid estaría viviendo una REmovida madrileña más cool que la almodovariana. O una Movida 2.0 caza turistas que acabaría descafeinando las propuestas.

Mejor así. Que nadie se apropie del relato. Que la co-creación volcánica no tenga nombre. Que sea un río subterráneo, coral, casi invisible. Que la Comuna P2P de Madrid sea viento tenue, constante. Que sea rizoma. Que sea el océano dónde, en medio de la tormenta macroeconómica, navegan todos los afectos glocales. Que la Comuna P2P de Madrid apenas se entienda de aquí a unas décadas. Y que pase a la historia como aquella primera piedra, aquel prototipo que, plaza a plaza, palabra a palabra, concepto a concepto, fue sustituyendo al viejo mundo sin que nadie se diera cuenta.

Innovación y desorden

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‘Innovación y desorden’. Así he titulado el tópico que he abierto en la plataforma Scoop.it.  A partir de ahora enriqueceré Innovación y desorden con diferentes textos que cuestionen el paradigma vertical, especulativo y cerrado de la innovación. Añadiré textos que iluminen el lado positivo del caos, de la desorganización, de lo no lineal. En la era red, los sistemas complejos y los comportamientos emergentes que escapan de las lógicas lineales pasan a ser la tónica. La innovación disruptiva está dejando de ser minoritaria.

Sin embargo, la narrativa made in Silicon Valley de innovación como sinónimo de innovación y lo cerrado siguen predominando en el relato de los medios. Y el modelo de incubadoras de start ups se replica por el mundo con lógicas del pasado. Por eso, Innovación y desorden intentará ser una linterna que apuntará a lo lateral, a lo transversal, a lo tecnológicamente promiscuo, a lo innovadoramente criollo. Recopilaré textos que aporten contexto, profundidad, que incentiven la polinización cruzada, la serendipia, los encuentros fortuitos, la creación en red.

Reproduzco aquí el penúltimo párrafo del fabuloso paper Metabolismo, comunicación y evolución en redes bacterianas y tecnológicas, de Xabier Barandiaran y Lluis Guiu, un brillante  ensayo comparativo entre la colaboración de las bacterias y el software libre. El texto completo ya está incluído en Innovación y desorden.

«El modelo bazar del software libre es análogo al modelo evolutivo bacteriano por TGH. Se trata en definitiva de un modelo evolutivo o innovativo que permite aumentar la autonomía individual a través de la cooperación colectiva. Redes de intercambio de información tecnológica (saberes y técnicas, programas y procedimientos, genes y biotecnología) que aumentan la autonomía individual (human y bacteriana) de forma cooperativa. Para ello es necesario el código abierto y la creación de redes de transferencia de información. Pero la evolución bacteriana se caracteriza también por la producción y mantenimiento de recursos colectivos bioquímicos. Tampoco es ajena la comunidad del software libre a este fenómeno: servidores compartidos (sourceforge, savanah), proyectos de documentación libre, comunidades de intercambio y comentarios de noticias (como slashdot y sus homólogos en otros idiomas —entre ellos barrapunto, en castellano) o la internet misma (con todo el desarrollo abierto de protocolos y estándares) constituyen todo un entorno de recursos colectivos para el desarrollo del software libre y producidos con software libre; en un proceso de retroalimentación entre desarrollo y entorno (anillado a múltiples niveles)».

 

Serendipia, la innovación como sorpresa

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Imagen de la muestra Cybernetic serendipity – The computer and the arts (Londres 1968)

Hubo una época —no tan lejana— en la que la innovación dependía exclusivamente de departamentos de I+D (Investigación y Desarrollo). Las ideas se mantenían cerradas a cal y canto. Y apenas los gurús designados por la empresa tenían capacidad para ‘innovar’. Hubo una época —hace pocos años, apenas meses— en la que se diseñó para la innovación un recorrido fijo, rígido, inquebrantable. La innovación era un crucero cool, sí. Pero totalmente previsible. Un cóctel insulso y aburrido. Pero un día la fórmula I+D, gota a gota, empezó a deshacerse en mil pedazos.

Nadie sabe si la culpa fue de los muchachos de Google, que empezaron a jugar al futbolín en su horario de trabajo. O de los ciberpunks, que tenían nostalgia por cómo navegaban sin rumbo por la primera blogosfera, sin Facebook ni redes cerradas. O si los responsables fueron el caos coral de la Wikipedia, la inteligencia colectiva y el out sourcing que dejaba en manos de los clientes parte de la innovación de una marca. Tal vez, la conexión de todo con todo, Internet de las cosas y las redes sociales también pusieran su granito de arena píxel. Y el estallido de la crisis, claro, la ausencia de respuestas, el agotamiento de los planes de urbanismo… El mundo empezó a ser transversal, colateral, híbrido, imprevisible. Y una palabra comenzó a ser utilizada con especial incidencia en ámbitos muy diferentes: la serendipia.

La serendipia no aparece en el diccionario de la Real Academia Española. La serendipia, según la Wikipedia, “es un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta”. Serendipia, en sentido amplio, es “la casualidad, coincidencia o accidente”. No es el descubrimiento en sí. Es el proceso. O la facilidad para meterse en ellos. La historia está llena de descubrimientos e invenciones nacidas por serendipia. Las notas pósit, el LSD, la viagra o algunas de las ideas de Einstein son fruto de la serendipia.

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Sin embargo, solo ahora se está hablando con insistencia de serendipia. ¿Por qué? En realidad, ‘serendipity’ es un neologismo acuñado por Horace Walpole en 1754, a raíz de un cuento tradicional persa, Los tres príncipes de Serendip, en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla de Serendip (la actual Ceilán), solucionaban problemas apoyados en el azar. Sin embargo, serendipity nunca fue un término muy usado hasta finales del siglo XX. Pero siempre estuvo ahí. La serendipia, por ejemplo, fue la piedra angular del movimiento situacionista de los años sesenta. La deriva, perderse en la ciudad, construir situaciones al margen de las rutinas. Todo en el situacionismo sabía/olía a serendipia. No es casualidad que en la era de internet, de las conexiones, la serendipia y el neosituacionismo estén llegando de la mano.

El urbanista estadounidense Mark Shepard, uno de los creadores de la aplicación móvil Serendipitor, es uno de los impulsores de este neosituacionismo móvil. La app no ayuda al usuario a encontrar una ruta o un producto para comprar. Incentiva la pérdida, la sorpresa. Nos traslada a la ciudad-novedad, a la urbe irrepetible, a una suma de detalles desconocidos. Serendipitor no es la única aplicación. La Dérive APP, por ejemplo, también incentiva la serendipia urbana.

El reciente Transcoding Situationism, Updating dérives around SI Manifesto, una remezcla colectiva del clásico Manifiesto Situacionista, realizada por Ethel Baraona y César Reyes de DPR-Barcelona, es un claro ejemplo del auge de la serendipia. El texto, que fue escrito en una residencia en el Think Space CFP, es un auténtico pelotazo de serendipia. Con pequeños textos de Marshall McLuhan, Julio Cortázar, Georges Perec o el Comité Invisible, este manifiesto ‘remix’ habla de improvisación colectiva, de colaboración, de relaciones personales.

“¿Qué es la situación? Es la realización de una ciudad mejor, construída por interacciones humanas y no por infraestructuras”. La ciudad como sorpresa. La ciudad como vínculos imprevistos. Un grito recorre el mundo, sí. Y se pega como insistente vaho a todos los espejos. No contrates a un guía profesional en Nepal: consigue uno aficionado que cree casualidades en Sherpandipity. Olvídate de los paseos turísticos prefabricados, confía en las rutas hackers de Login_Madrid para conocer la urbe sin un plan determinado. Pero la serendipia ha irrumpido en otro ámbito hasta ahora sagrado: la innovación empresarial. Mientras Silicon Valley sigue imponiendo sus agresivas condiciones a los emprendedores y apuesta por el clásico modelo de startups e incubadoras, otro modelo está naciendo. Y en este nuevo paradigma innovador la serendipia es el sistema nervioso. No es paisaje. Ni actitud. Impregna todo.

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Imagen de la muestra-taller ‘Serendipia, un laberinto abierto’ de Trànsit Projectes

El espacio de coworking Seats2Meet.com, que nació en la ciudad holandesa de Utrech, es uno de los responsables de este nuevo camino. En realidad, no es un espacio de coworking al uso. No cobra nada por el uso de sus instalaciones. Apenas incentiva la participación, el aprendizaje informal, la flexibilidad, los encuentros fortuitos. Y tienen un sistema —una plataforma web— para incentivar el intercambio de todo el capital social (las capacidades, el talento).

La única condición para frecuentarlo es compartir. Seats2Meet.com incentiva las conexiones, el sentimiento de pertenencia, la libertad. Y su rentabilidad llega por otros caminos: compartir procesos, ofrecer servicios. El investigador Sebastian Olma hace un buen análisis de este proceso de innovación asimétrica en su libro Serendipity Machine: “En el contexto de Seats2Meet.com, la serendipia significa una creciente posibilidad de encuentro que añadirá valor a la actividad emprendedora de una persona”. La innovación como serendipia. La innovación como sorpresa.

Tal vez, uno de los textos que mejor resume esta nueva ansia de serendipia sea La promesa de la desorganización, del sociólogo Antonio Lafuente. “Para innovar hay que desorganizar, desburocratizar, descentralizar o desjerarquizar”, escribe. Al final del texto, el pensador lanza ideas, versos, dardos; globos coloridos, caóticos, imprevisibles, que se pierden en el horizonte, desgobernandos por la brisa de la serendipia: “Situemos el objeto equidistante respecto a las ignorancias de cada uno de los participantes. Creemos un objeto frontera. Cuidemos que nadie se sienta preferentemente ubicado para comprenderlo mejor. Experimentemos la fuerza que mana de esta inestabilidad. Fomentemos la discrepancia sin cuartel. Hagamos explícitas las divergencias conceptuales. Señalemos el flujo inopinado de prejuicios. Luchemos contra el consenso funcional. Confrontemos el sesgo hacia la normalidad (…) Hagamos filosofía de garaje, practiquemos la cultura hacker, despleguemos la imaginación crítica, valoremos el aura de lo colateral, apreciemos el colorido de lo criollo. Hagamos diseño negro como se hace novela negra, o humanidades ficción como haríamos ciencia ficción”.

Este texto apareció en el número de abril de la revista Yorokobu

MediaLab Prado, diez años de innovación

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Imagen: una modificación de la aparecida en Nómada Blog

Para algunos de los grandes gurús de la innovación la palabra del momento es lab. Laboratorio, tal vez, no sea la traducción más apropiada. La definición de la Real Academia de la Lengua de «laboratorio», de hecho, es insuficiente: «Lugar dotado de los medios necesarios para realizar investigaciones, experimentos y trabajos de carácter científico o técnico». El matiz habría que buscarlo en el nacimiento del Media Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT), en 1985: un espacio donde converge la tecnología, el arte multimedia y el diseño. Sin embargo, en los últimos años, el modelo MIT parece estancado y obsoleto. Y están surgiendo otros labs más innovadores y relevantes. Y aquí es donde el MediaLab Prado, que acaba de cumplir diez años e inaugura su nueva sede en la Serrería Belga de Madrid, se ha erigido como la gran referencia mundial de la era de los labs.

¿Qué es exactamente un lab? ¿Un laboratorio tecnológico? ¿Un espacio multidisciplinar abierto a la ciudadanía? Quizá no sea necesario acotar del todo la definición de lab. Tal vez baste con observar el paisaje global y fijarse en algunos detalles locales. Cualquier ciudad que quiera reinventarse y adaptarse a la era de las redes apuesta por un lab urbano como el Laboratorio del Procomún de Rosario, en Argentina. Los centros culturales están mutando hacia un paradigma más abierto más allá de los objetos artísticos, como el Ljudmila Media Lab (Liubliana, Eslovenia). Los espacios de arte digital, como el prestigioso Eyebeam de Nueva York, se reciclan apoyándose en lo colaborativo. En todos los casos anteriores el común denominador, la inspiración y el modelo es el MediaLab Prado del Ayuntamiento de Madrid. Y así ocurre con decenas de instituciones, labs, universidades y centros culturales de todo el mundo. Cualquier ciudad del mundo sueña con tener algo parecido al MediaLab Prado. ¿Pero por qué el ADN de este mediaLab se ha convertido en el objeto de deseo de sectores tan dispares como la innovación tecnológica, la cultura o la participación cívica?

 

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El secreto (a voces) del MediaLab Prado podría estar en una definición de José Luis de Vicente: «es una incubadora de comunidades». De hecho, ambas palabras, «incubadora» y «comunidad» han estado en boga en los círculos del Silicon Valley y las agencias de community managers anglosajonas. Sin embargo, casi nunca han ido de la mano. Y es que la innovación en la Era Red camina, como recogen Juan Freire y Antoni Gutiérrez Rubí en el Manifiesto Crowd, hacia otras direcciones: «Los viveros de empresas (siglo XX) han muerto y han nacido los espacios de innovación colectiva (siglo XXI)». La «incubadora» es insuficiente si no existe una «comunidad». Y por eso un lab – su espacio físico y su capa digital – tienen que ser ante todo una plataforma abierta. Por eso el MediaLab Prado se ha convertido en un espacio de convivencia, innovación y co-creación colectiva tan importante.

El MediaLab Prado es una plataforma, física y digital. Es en espacio físico abierto a todo el mundo y una laboratorio de ideas conectadas en red. El MediaLab es un laboratorio interdisciplinar para crear e innovar. Y un detalle importantísimo: su fortaleza no reside apenas en la programación propia, cocinada por comisarios y especialistas. Su vigor también está en los grupos de trabajo, encuentros y proyectos cocinados de forma horizontal por las comunidades de ciudadanos que frecuentan la sede del MediaLab Prado o participan en él digitalmente. Cada viernes, por ejemplo, existe un open lab en el que cualquier persona puede colaborar y crear proyectos con cualquier persona. Y aquí está otro detalle crucial: el prototipado, término que viene de la cultura digital y de la programación informativa. La cultura del prototipado no genera productos definitivos y cerrados. Trabaja de forma transparente y colectiva en proyectos abiertos, mejorados en tiempo real por la inteligencia ciudadana. Además, el MediaLab Prado se ha convertido en un espacio catalizador donde se encuentran la cultura, la tecnología, las redes, la ciencia, la educación y la innovación.

Sin duda, las líneas de trabajo oficiales del MediaLab Prado son ejes reconocidos, necesarios y relevantes. Su Interactivos? (laboratorio sobre aplicaciones creativas y educativas de la tecnología), su Visualizar (visualizaciones de datos y ciudadanía) o su Laboratorio del Procomún (investigación transversal alrededor del commons) son clarísimas referencias internacionales. Sin embargo, no menos influyentes son los grupos de trabajo auto gestionados Funcionamientos: Diseños abiertos y remezcla social o Género y Tecnología, por citar algunos. El MediaLab Prado es más que un centro cultural, mucho más que un edificio lleno de obras de arte o infraestructuras tecnológicas. Es un conector, un hub, una plataforma que activa la inteligencia colectiva que está transformando la industria, la economía, la tecnología, la educación y el arte en todo el planeta.

8650721371_42c27faed5Imagen: La serrería Belga. Licencia: Creative Commons Share Alike

¿Cuáles son los desafíos del MediaLab Prado en esta nueva época? Sin duda, muchos. Uno importante es canalizar la innovación empresarial y navegar en los nuevos paradigmas económicos. En un momento en el que el mismísimo The Economist le dedica una portada a la sharing economy (economía compartida), el MediaLab Prado está muy bien situado. Y puede convertirse, si sigue su ya reconocida senda, en un gran catalizador de la inteligencia ciudadana, las redes, la cultura abierta y la innovación que necesita Europa. De hecho, la conexión de personas en MediaLab Prado de estos años ha dado pie a proyectos y start ups ciudadanas como MLP, Play the Magic, Open Materials, Hackteria, Lummo, Muimota, Máster DIWO, Ultralab o Data Citizen Driven City, entre muchos otros. Algunos nuevos grupos de trabajo como el IoT Madrid (Internet de las Cosas) o proyectos en exhibición como Impresoras 3D: Makerbot y Reprap son toda una apuesta de futuro.

Sin embargo, en un momento en el que la mayoría de la población del planeta se concentra en ciudades, el gran desafío del MediaLab Prado es la innovación urbana. No es casualidad que algunos de los labs influyentes en el mundo estén apostando sus cartas a la innovación urbana, como  el CityLab de Cornellà en Barcelona o el BMW Guggenheimlab de Nueva York. Por eso, es vital que el MediaLab esté situado en el corazón histórico de Madrid. Su vocación urbana es patente en grupos de trabajo como Ciudad y procomún, la nueva estación de Ciencia Ciudadana o proyectos como Hacer barrio o Quality Eggs. 

La historia del barrio de las Letras donde se ubica el MediaLab Prado nos brinda otra clave interesante. Las instituciones científicas fueron las responsables del primer ensanche de Madrid y la expansión del barrio de las Letras. En el siglo XVIII, en apenas tres décadas la ciudad vio cómo se levantaban el Jardín Botánico, el Observatorio Astronómico, la Academia de Ciencias (hoy Museo del Prado), el Hospital General hoy Museo Reina Sofía) y el Gabinete de Máquinas (destruido, pero cerca del antiguo Museo del Ejército). El nuevo emplazamiento del MediaLab Prado, la Serreria belga, es otra metáfora: la era industrial que abandonó los entornos urbanos.

Por todo ello, convertir un espacio industrial abandonado en un lab de innovación ciudadana justo donde empezaron a dialogar las letras y las ciencias es una metáfora verdaderamente prometedora.

Del #Partidodelared al #PartidodelFuturo

Vídeo presentación del Partido de la Red

La democracia en red está en marcha. Las viejas instituciones se tambalean. La vieja política sigue ocupando hemiciclos políticos, pero cada día es más irrelevante. La sociedad en red es un hecho. Y antes o después, acabará transformando la política. Los partidos dejarán de ser la única forma de participar en la política. La sociedad en red en su conjunto será en sí misma una nueva plataforma política. Esta semana hemos visto dos movimientos interesantes que desde el formato partido aspiran a transformar la política: la presentación del Partido de la Red (Argentina) y el lanzamiento del programa del Partido X, Partido del Futuro (España).

Por un lado, el Partido X, tras las agudas críticas recibidas por el anonimato de sus miembros, preparó un vídeo con una veintena de caras de algunos de los participantes y colaboradores. Además, hicieron público su programa #DemocraciaYPunto, que ha sido cocinado de forma colaborativa entre miembros del partidos, expertos y ciudadanos entre los días 29 de enero y 18 de marzo de 2013. Concentra sus esfuerzos en cuatro puntos: transparencia en la gestión pública, wikigobierno y wikilegislaciones, derecho a voto real y permanente y refenréndum obligatorio y vinculante.“Anonimato y transparencia no están reñidos”, destacan en la introducción de su programa, “todo lo contrario”.

Por otro lado, el Partido de la Red de Argentina, que lleva unos meses cocinándose en red, también ha salido a la luz pública con varios vídeos de presentación. El Partido de la Red, aunque no esconde la cara de sus participantes, también ataca de lleno los lideratos personales. Esta frase resume bien su esencia: “La democracia que tenemos está estancada: es miope. Ordena mal las prioridades: su ancho de banda es limitado”.

A continuación reproduzco un estracto del Manifiesto de la Red elaborado colaborativamente por el Partido de la Red. Un manifiesto incompleto que cualquier puede editar en esta wiki y que ya se me antoja como un clásico de nuestra era. No he podido evitarlo: he remezclado el manifiesto y he añadido algunas frases del programa del Partido X, Partido del Futuro.

#DemocraciaEstancada

la #DemocraciaEstancada es herencia del siglo XIX: forjada en otras condiciones tecnológicas y sociales, no atiende a las nuevas demandas

la #DemocraciaEstancada es un supermercado de oferta acotada y mediocre, que fuerza a elegir y debatir personas en lugar de ideas

la #DemocraciaEstancada tiene una clase política acorde: su integridad es el marketing, su tragedia es la muerte de las ideas

#Red

la #Red se estructura de par a par: es una #Red humana sin centro, que comparte conocimientos, experiencias y aprendizajes

la #Red desafía la concentración de información, derriba barreras sociales, económicas, culturales, intelectuales y geográficas

la #Red facilita la interacción entre la inteligencia colectiva de la ciudadanía y el conocimiento competente de profesionales preparados

#Pares

los #Pares se conectan, están activos, aprenden, se transforman, se vinculan al entorno, dan y reciben en comunidad

los #Pares no se reconocen por su consumo. se encuentran para cooperar y no para competir

#DemocraciaEnRed

la #DemocraciaEnRed, como sistema, busca la distribución transparente de información, resalta la horizontalidad sobre la verticalidad.

en la #DemocraciaEnRed la decisión surge del diálogo entre mayorías y minorías, con reglas para el acuerdo y canales para el desacuerdo

#DemocraciaenRed es el resultado de una democracia que incluye la participación de la ciudadanía para elaborar y gestionar los asuntos comunes.

#PartidodelaRed

el #PartidodelaRed propone el compromiso de #Pares en un modelo participativo ciudadano de consecuencias políticas efectivas

el #PartidodelaRed es literal: se organiza, trabaja y decide en #Red

el #PartidodelaRed se siente global: opera dentro de un marco geográfico, pero su espíritu refiere a todos los habitantes del mundo

el #PartidodeLaRed no es la solución: es un catalizador de las soluciones.