Vivir, filtrar, respirar

Publicado por Bernardo Gutiérrez originalmente en eldiario.es

Ra, dios del cielo, dios del Sol y del origen de la vida en la mitología egipcia, basaba su poder en un secreto. En un nombre secreto que nadie conocía. Isis, la Gran Maga, hija de Ra, trató de averiguar el nombre secreto del dios que le daba el poder sobre el resto de hombres y dioses. Un día Isis recogió la saliva con su mano, mezclándola con la tierra, moldeando una serpiente: nacía la primera cobra. Isis colocó la serpiente en el camino que su padre recorría a diario, sobre su barca, atravesando las Dos Tierras. Cuando la cobra mordió a Ra, acudió a Isis, que accedió a sacarle el veneno a cambio de que revelara su nombre secreto.

-Venid, decidme, oh Señor, vuestro nombre, el nombre secreto que sólo vos conocéis, porque solamente vivirá aquel que es llamado por su verdadero nombre, dijo Isis

-Cuando salga de mi corazón, díselo a tu hijo Horus, después de que le hayas jurado por la vida del dios, y hayas puesto el dios en sus ojos.

Revelar un secreto arrebató el poder absoluto a Ra. La simple posibilidad de revelar su nombre secreto le dio a Isis la posibilidad de repartir el poder. Esta historia, recogida en En la confidencia, de Eloy Fernández Porta, revela que los secretos de Estado esclavizan a los pueblos. Los sacerdotes mayas usaban sus conocimientos astrológicos para predecir eclipses, equinoccios, tempestades. Cuando un viejo tirano muere de Alzheimer, se lleva secretos de Estado a la tumba, trapicheos macroeconómicos, enchufes políticos que trastabillaron la justicia social. La revelación de secretos, las confidencias, devalúan el poder. Cuantas más personas conozcan el secreto menos será su valor. Menos poder tendrá quien lo detenta. La confidencia es tan antigua como la vida, brota en el mismísimo corazón de la mitología. Y en estos tiempos convulsos en los que los banksters mueven los hilos, revelar la confidencia de los secretos que nos ocultan es una obligación moral. Llamémosle leak, filtración o simplemente justicia. Llamémosle X o Y, pero filtremos. Y entendamos de una vez que Julian Assange es el Jimmi Hendrix de nuestros tiempos. Transparencia para los gobiernos, privacidad para los ciudadanos. A los del God bless America les respondemos, en todas las lenguas del mundo: In leak we trust.

Desde el año 2011, el proyecto Global Leak exporta la filosofía de Wikileaks al mundo. Su software libre y su conjunto de herramientas han sido adaptados a decenas de países. Filtra.la, su nodo español, es parte de la red de Global Leaks. El sistema puede detener a Julian Assange, pero no puede enterrar una nueva filosofía y una nueva forma de hacer.

Confía en el leak. Filtra y vencerás. Y prepárense, sacerdotes de la opacidad de los mercados, porque todas las personas del mundo pueden filtrar. El kit de herramientas de Global Leaks permite que cualquiera pueda enviar de forma anónima informaciones relevantes. Y por eso es tan crucial defender el anonimato en Internet.  Si no queremos que el capitalismo financiero transforme nuestro mundo en cenizas,  filtremos. Mientras no exista la transparencia total para lo público, filtremos.

Las filtraciones no son una novedad. La historia está repleta de confidencias mitológicas, de nombres secretos revelados, de informaciones escondidas que vuelan como noticias de pólvora. Cuando el capitán John Sutter descubrió oro en California el 19 de enero de 1848, intentó mantener el secreto. Quería, por lo menos, acabar la construcción de un molino. Quería estar el primero en la casilla de salida. La noticia se filtró a los medios, provocando la gran estampida de la fiebre del oro. Cuando el telegrafista gallego Benjamín Balboa recibió en la estación de radio del Ministerio de la Marina de Madrid un mensaje del general Francisco Franco, sabía que estaba en su mano intervenir en la historia. Franco le daba instrucciones para enviar un mensaje codificado a todas las bases navales y navíos de España. Benjamín Balboa, sabiendo que si lo enviaba codificado apenas lo recibirían los oficiales golpistas, se rebeló contra sus superiores. Lo Envió sin codificar: filtró el mensaje. Muchos navíos fueron avisados y pudieron hacerse con el poder de los buques. La marina republicana bloqueó durante meses el estrecho de Gibraltar, evitando la llegada de barcos fascistas de Alemania.

Muchos especialistas consideran estos dos acontecimientos inconexos como el embrión de la cultura de las filtraciones. En 1963, el grupo de activistas Spies for Peace filtró los planes del gobierno británico para gobernar con mano de hierro después de una guerra nuclear. Publicaron la información en un panfleto Danger! Official Secret RSG-6, que enviaron a los medios de comunicación, políticos y ecologistas. En 1971, The New YorkTimes publicaba gracias a una filtración los Papeles del Pentágono, con secretos del Departamento de Defensa sobre las injerencias estadounidenses en Vietnam entre 1945 y 1967. El escándalo de Watergate, desencadenado por la filtración de una misteriosa fuente llamada Garganta Profunda, acabó provocando la dimisión de Richard Nixon. En 1986, Mordechai Vanunu, un técnico nuclear israelí filtró a la prensa británica detalles del programa de armas nucleares de Israel.

De Ra a Garganta profunda, de Benjamín Balboa a Julian Assange, la revelación de secretos ha desencadenado movimientos tectónicos en el planeta. Contamos con un nuevo ingrediente en el universo de las filtraciones: la expansión masiva de Internet ha quitado el privilegio a los periodistas y ha provocado un salto de escala. El whistle blower, término usado en inglés para quienes filtran, ya no tiene que relacionarse únicamente con periodistas. Cuando un analista de inteligencia destinado a Irak filtró información confidencial no buscó a los grandes medios. Chelsea, que en aquella época todavía asumía su identidad de hombre, Bradley Edward Manning, escogió a la organización Wikileaks. Chelsea Manning, filtró el escandaloso vídeo Collateral murder de Bagdag, 251.287 cables diplomáticos y 482.832 informes de guerra. Algunos de los cables de los Iraq War Logs y los Afghan War Diary tuvieron repercusión en los medios de comunicación de masa. Otros no. Wikileaks publicó todos los cables en su sitio. Rawinformation. Información en bruto. La inteligencia colectiva de la ciudadanía hizo el resto. ¿Qué mejor colaboración abierta distribuida que la de la ciudadanía monitoreando cada detalle de un conjunto de cables de Wikileaks? ¿Qué mejor inteligencia colectiva que la de una multitud divulgando cada detalle de las irregularidades, corrupciones y maniobras opacas de sus gobernantes?

Filtra es el respirar de las democracias del nuevo milenio. Filtrar es el estado natural de los demócratas. Filtrar es a la democracia lo que el agua para la vida. Vivir, respirar, filtrar. Vivir con el derecho a saber. Vivir en un mundo en el que el conocimiento fluya sin cercos. Y es que debajo de la filosofía leak subyace un valor tan o más importante que la transparencia: el derecho al conocimiento libre. Aaron Swart, en su Manifiesto de la guerrilla por el acceso abierto publicado en 2008, denuncia que el conocimiento que existe gracia a los fondos públicos se almacena en revistas privadas con acceso restringido: «Necesitamos tomar la información, donde sea que esté almacenada, sacarle copias y compartirla con el mundo».

La transparencia de la información y el conocimiento libre asustan al poder. Sin el monopolio de la información, el neoliberalismo de casino de nuestros tiempos se desmorona. Vivir, respirar, filtrar. Filtrar, recrear, compartir. Concluyo mi elogio de la filtración con una banda sonora en MP3. Poca gente recuerda que el formato MP3 nació en la universidad de Erlangen, en Alemania, en el año 1994. Nació con copyright, a pesar de ser una universidad pública financiada con los impuestos de todos los alemanes. Además, el software que permitía descodificar el MP3, el l3enc, se liberó en una edición limitada. Un hacker llamado SoloH tuvo acceso al código fuente del programa desde los servidores de la universidad y desarrolló una versión de calidad superior que inauguró la revolución del MP3 en Internet. Cuando la industria estaba ya presionando a la universidad de Erlangen para restringir más todavía el nuevo formato, un hacker altruista liberó el conocimiento. Pocos años después, el programa Napster posibilitó conectar cualquier ordenador con cualquier ordenador, intercambiar música en formato comprimido sin tener que comprar una versión original. El resto ya es historia. Ante la detención de Julian Assange, la pregunta que debemos hacernos es, ¿cuál es la historia que Ra, los dioses del cielo de Wall Street y capitalismo gore quieren detener? ¿Qué futuro pretenden evitar?

¿Qué hay después del final abrupto del fin de la historia?

Cildo Meireles. Serigrafía «Inserções em circuitos ideológicos: Projeto Coca-Cola». Colección Museo Nacional del Centro de Arte Reina Sofía. Todos los derechos reservado

Texto escrito por Bernardo Gutiérrez, Carmen Haro y Javier de Rivera en Democracia Abierta

El futuro ya no es lo que era. No está a la altura de las expectativas. Ha perdido el brillo inspirador de aquel siglo XX cargado de utopías. Los horizontes posibles se difuminan. Los sueños acumulados de la modernidad se deshilachan.

Desde que Francis Fukuyama decretase en 1992 El fin de la historia en un libro icónico que preveía un nuevo tiempo en el que las ideologías ya no serían necesarias, emergió un presente amniótico regido apenas por la economía global. El desplome de los gobiernos comunistas, según Fukuyama, consagraba a la democracia liberal como única alternativa.

Y ese pensamiento único, que aplastaba los matices de todas las sublevaciones y utopías, fue construyendo un presente plano sin posibles líneas de fuga. El movimiento punk empezó a colocar a finales de los años setenta la cláusula no future en el futuro mayúsculo de la modernidad.

Y aquel futuro siempre cognoscible, al alcance de la razón, modificable por los antojos y sueños de los hombres, fue desmoronándose bajo la melodía monocorde del neoliberalismo. No future, el fin de la historia, se acabaron las utopías mayúsculas.

En las tres últimas décadas, el neoliberalismo ha transformado el presente en un tiempo fragmentado y replegado sobre sí mismo. Un presente mimetizado con las formas, espacios y subjetividades del capital. Un presente bloqueado, partido, habitado por sujetos sociales dispersos,  incapaces de imaginar.

«La técnica se ha revelado una divinidad despótica, que anula el futuro, transformando el tiempo en repetición, ilimitada generación de fragmentos idénticos», escribió Franco Berardi BIFO en Después del futuro.

¿Qué hay después del final abrupto del fin de la historia? Si no existe el futuro, ¿qué emergerá tras el fin del presente?

La llegada de la crisis financiera global de 2008 supuso una interrupción del fin de la historia. La brutalidad de la crisis cuestionaba de lleno el pensamiento único y la infalibilidad de la economía. La disminución del bien estar, el aumento de las desigualdades y la escalada de tensiones en todas las regiones del mundo tumban de facto el mito de la eficiencia neoliberal.

Durante la última década, el estruendo del desplome del capitalismo de dirección única se ha hecho ensordecedor. Tanto que el mismísimo Francis Fuyuyama se arrepiente de sus tesis pretéritas y denuncia la incapacidad del neoliberalismo de regir el mundo: «Este periodo prolongado, que empezó con Reagan y Thatcher, en el cual se puso en marcha un set de ideas sobre los beneficios de la desregulación de los mercados, ha tenido un desastroso efecto en muchos sentidos (…)».

¿Qué hay después del final abrupto del fin de la historia? Si no existe el futuro, ¿qué emergerá tras el fin del presente?

Contradicciones propositivas

El ciclo Seis contradicciones y el fin del presente, ideado por Carlos Prieto y Chema González del Centro de Estudios del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, nació evocando la urgencia de volver a imaginar un horizonte de transformación., nació evocando la urgencia de volver a imaginar un horizonte de transformación. Y por eso llegó de la mano del Grupo de Estudios Críticos (GEC), una interfaz interdisciplinar para agitar el ciclo, una espacio colectivo de pensamiento, creación y acción.

Pensamiento a ras de suelo, procesado de forma colectiva, cocinado en red, multiplicado y adaptado al territorio del sistema-mundo

Cada sesión, protagonizada por ponentes de prestigio internacional, se arropa con un repertorio de lecturas críticas, debates, conferencias, producción colaborativa de contenido, proyecciones de películas, encuentros con movimientos sociales…

Pensamiento a ras de suelo, procesado de forma colectiva, cocinado en red, multiplicado y adaptado al territorio del sistema-mundo.

¿Cómo empezar a imaginar un futuro para este presente despedazado por la precariedad y la dictadura de los algoritmos opacos de las máquinas? ¿Qué inspiraciones pueden nacer en un marco artístico como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía? ¿Cómo hilvanar una red de utopías mínimas para habitar un tiempo donde, como auguran algunos, están volviendo los monstruos de la Europa de entreguerras?

La fotografía S/T, de la Serie Punk de Salvador Costa expuesta en la colección 3 del museo, De la revuelta a la posmodernidad (1962-1982), muestra un cuarto de baño con un retrete sucio y revistas esparcidas.

Una fotografía contradictoria, compuesta con portadas habitadas por cuerpos con pulsión de vida y un retrete con excrementos como metáfora de muerte. Mao Tse Tung consideraba que no todas las contradicciones eran antagonistas. Y que en la lucha de contrarios surge movimiento, creación y solución: «Los contrarios en una contradicción forman una unidad a la vez que luchan entre sí, lo cual impulsa el movimiento y el cambio de las cosas».

La sociólogo boliviana Silvia Rivera Cusicanqu, en su ensayo Un mundo ch’ixi es posible alerta sobre los problemas inherentes a cualquier síntesis y aboga por habitar la contradicción: “Es necesario trabajar dentro de la contradicción, haciendo de su polaridad el espacio de creación de un tejido intermedio (taypi), una trama que no es ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario, es ambos a la vez”.

Asumimos la contradicción como espacio de oportunidad

Aludiendo a 17 contradicciones y el fin del capitalismo (2014) de David Harvey, asumimos la contradicción como espacio de oportunidad. El ciclo Seis contradicciones y el fin del presente hace suya la metodología de Harvey y emplea el recurso de la contradicción para romper con el tiempo constante y homogéneo de la contemporaneidad neoliberal.

Desde el GEC entendemos que para auscultar posibilidades en un mundo asfixiado por la prolongación ad infinitum del no future no sirven los mapas previos. Como el futuro ha dejado de ser sinónimo de utopía, intentamos desentrañar las complejidades, pliegues y resistencias de nuestro tiempo a partir de las propias contradicciones del neoliberalismo.

Y de las brechas de oportunidades que surgen en esas contradicciones. ¿Qué presentes, qué futuros, qué colectividades, qué imaginaciones, qué afectos nos insinúa el ciclo Seis contradicciones y el fin del presente?

¿Qué lecciones extraemos de este incipiente ciclo?

Inventario de lecciones

Lección 1: Abrir los ojos a la magnitud del espionaje digital 

La obra de Nancy Spero forma parte de la exposición de Guerra y Memoria, que se puede visitar en la sala 104.2 del Museo Reina Sofía, junto con las obras del que fue su marido Leon Golub. Sus obras recogen su compromiso político contra la guerra de Vietnam, que en el caso de Spero cuentan también con una dimensión feminista, destacando el carácter fálico del imperialismo que anima la destrucción bélica.

En Search and Destroy (1977) recoge una expresión del argot militar que expresa la lógica robótica y alienante de la racionalidad orientada a la imposición del poder.

El capitalismo digital nos trae nuevos sistemas de gobierno basados en el análisis masivo de datos, lo que otorga a las corporaciones tecnológicas el poder de controlar la economía e incluso la democracia

En la conferencia y la sesión El capitalismo digital y sus descontentos de Evgeny Morozov aprendimos que, en la era del capitalismo digital, el poder del imperialismo se impone por medio de la lógica impersonal de los algoritmos.

AD06637.jpg Nancy Spero. «Helicóptero y payaso» , de la «Serie de la guerra». Tinta y gouache sobre papel. Colección Museo Nacional del Centro de Arte Reina Sofía. Todos los derechos reservados.

A su modo, estos algoritmos están también diseñados para “buscar y destruir”, es decir, para explorar sistemáticamente formas de acumular más poder.

Así, el capitalismo digital nos trae nuevos sistemas de gobierno basados en el análisis masivo de datos, lo que otorga a las corporaciones tecnológicas el poder de controlar la economía e incluso la democracia. Solo tomando conciencia de la verdadera magnitud del problema podremos atrevernos a pensar formas audaces para hacerle frente.

Lección 2: La necesidad de subversión

El artista brasileño Cildo Meirelles estampó en 1975 billetes del banco central de Brasil la pregunta “QUEM MATOU HERZOG?”, en referencia al periodista Vladimir Herzog, asesinado ese mismo año por la dictadura militar.

La acción, parte del proyecto Inserções em circuitos ideológicos. Projeto Cédula, exhibido de la Colección 3 del museo, consolidaba un objeto inacabado, eternamente modificable. Y mostraba una subversiva forma D.I.Y. (Do It Yourself) de burlar la censura.

Las redes digitales están modificando profundamente lo que denomina la “infoesfera sensitiva”

Franco Berardi Bifo, durante la conferencia de su sesión Subversión o barbarie. El fin del mundo tal y como lo conocemos, planteó una pregunta clave: ¿podemos transformar nuestro pensamiento crítico en memética mitológica?

Bifo escudriña cómo las señales y los estímulos de la híper producción semiótica de las redes digitales están modificando profundamente lo que denomina la “infoesfera sensitiva”. En su pregunta estaba implícita la respuesta: es posible.

La posibilidad de introducir mensajes y estímulos cargados de pensamiento crítico en la citada infoesfera digital configura una indiscutible y radicalmente nueva subversión.

Lección 3: Nuevas narrativas y cooperativismo

La barcelonesa Colita (Isabel Steva Hernández), fotógrafa y del movimiento feminista español, reflejó en Obreras. Trabajo o Faena los cuerpos femeninos fuera de la norma, del hogar e insertos en las fábricas.

AD06430_1.jpg Fotografía de Colita, serie «Antiféminas», 1976. Clorobromuro de plata virado al oro sobre papel. Colección Museo Arte Reina Sofía. Todos los derechos reservados.

La colección forma parte de su serie Antiféminas, expuesta en la sala 001.10 del Museo, en la que reflexiona sobre la construcción social de la mujer, muy influenciada por El Segundo Sexo de Beauvoir.

El capitalismo digital invisibiliza a escala global la explotación laboral, de los recursos naturales y de los propios usuarios

En su obra aparecen aquellos cuerpos y personalidades disidentes expulsados del espacio público, del relato histórico y encarnados en mujeres mayores, obreras y prostitutas. Las trabajadoras industriales, explotadas económica, personal y políticamente, eran el eslabón invisible de la cadena de montaje del capitalismo español en 1976.

En 2018, el capitalismo digital invisibiliza a escala global la explotación laboral, de los recursos naturales y de los propios usuarios a través de sus datos y su trabajo no remunerado.

Tiziana Terranova abrió su conferencia dentro de la sesión Sobrexplotados en infrapagados: Trabajo gratis, precariedad y creación con la infografía Anatomy of an AI System de Kate Crawford y Vladan Joler que refleja la invisible cadena de explotación de Alexa, el altavoz inteligente de Amazon. Y planteaba la necesidad de incorporar la acción social subversiva a estos mapas y de crear nuevas ficciones y una nueva subjetividad de la cooperación.

En esta línea, el cooperativismo de plataformas propuesto por Trebor Scholz en la misma sesión, plantea una alternativa basada en la gobernanza democrática, el co-diseño, la programación de código abierto y la propiedad colectiva. 

Lección 4: El valor del eco-feminismo antirracista 

Livro da Criação, de la artista brasileña Lygia Pape, es una obra  que habla tanto del origen de la tierra como del proceso de creación de cualquier pieza. Es un objeto sencillo, artesanal, que convierte a cada espectador en el eje central de la obra.

La narración abandona las palabras y se recoge sensorialmente transformando la experiencia en una obra única para cada persona. Y, a la vez, colectiva, en cuanto a que crece con cada cuerpo que interactúa con ella. Livro da Criaçao se convierte así en una obra abierta construida por un público diverso y universal.

Existe la necesidad de desplazar el centro de las narraciones androcéntricas y eurocéntricas hacia sujetos universales diversos

El trabajo de Lygia Pape conecta con la perspectiva de Keeanga-Yamahtta Taylor y Yayo Herrero, desarrollada en la sesión Racialidad y cuidados en la disputa por otras vidas, en cuanto a la necesidad de desplazar el centro de las narraciones androcéntricas y eurocéntricas hacia sujetos universales diversos.

Construir un relato colectivo que además reconozca nuestra ecodependencia y el valor de los trabajos invisibles para el mercado. En concreto, Taylor proponía centrar el relato en las mujeres negras, en la línea del manifiesto del Colectivo Combahee River.

Si se desplaza al sujeto privilegiado del centro y se pelea en común por el colectivo más oprimido, toda la sociedad avanzará en derechos.

Lección 5: Recuperar el futuro, imaginar el postcapitalismo

Antiguamente los libros se vendían intonsos, es decir, con las páginas unidas por el borde, de modo que su primer lector tuviera que separarlas según fuera descubriéndolas.

En la obra Intonsos de Javier Velasco se exponen ejemplares intonsos de El Capital de Marx, La República de Platón y Utopía de Tomas Moro, tres textos clásicos que nos hablan de crear una sociedad mejor y más justa.

El futuro es también como un libro intonso, un guión que tenemos que recorrer sin saber qué nos depara la siguiente página. En su obra, Velasco atraviesa cada libro con una lámina de cristal, simbolizando el presente que separa el pasado del futuro, abriéndonos a la creación de nuevas realidades.

Recuperar el futuro y pensar una salida a la aplastante mecanicidad del capitalismo es también la propuesta que nos sugirió Paul Mason en sus sesiones sobre Postcapitalismo: guía para la política del futuro que ya está aquí.

Imaginar el postcapitalismo es la condición necesaria para avanzar hacia una sociedad más igualitaria

Con Mason aprendimos que imaginar mundos posibles no es escapismo, al menos cuando lo hacemos desde la comprensión de las lógicas que nos han traído hacia la situación presente.

Así, imaginar el postcapitalismo es la condición necesaria para avanzar hacia una sociedad más igualitaria, basada en la abundancia, el desarrollo cultura y la búsqueda de sentido vital más allá de la competición.

Una sociedad en la que, gracias a una organización más razonable de los recursos, podamos cambiar el rumbo destructivo del capitalismo y hacer frente a los retos del futuro.

Desnudando a Alexa

Una crónica asimétrica de la sesión ‘Sobreexplotados e infrapagados’ de Tiziana Terranova y Trebor Scholz. Publicado originalmente en en el site Gec-Madrid.org el 21 de septiembre de 2018

Bernardo Gutiérrez

El altavoz Echo es un poco más alto que una tostadora. Cuando se pronuncia la palabra mágica – por defecto es el nombre Alexa, aunque puede cambiarse – Echo se transforma en un smart speaker. El altavoz inteligente encuentra la música que le decimos en servicios en la nube como Spotify, nos informa del tiempo o de las últimas noticias. Una frase basta – “Alexa, encienda las luces” – para hacernos sentir dueños de nuestro propio destino. Amazon invirtió más de cuatro años de investigaciones en su Lab126 del Silicon Valley para poder comercializar su todo poderoso Echo. Alexa activa deseos. Alexa los satisface. Y Amazon multiplica sus lucros. “Un control manos libres permite a Alexa escucharte a lo largo de toda la habitación incluso cuando la música está tocando. Simplemente pregunta”, dice la publicidad oficial de Echo. 

La investigadora italiana Tiziana Terranova empezó su conferencia en la sesión Sobre explotados e Infrapagados, celebrada en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía el día 13 de septiembre, desnudando a Alexa. Su dedo apuntaba a la pantalla. En la pared, la infografía Anatomy of an AI System escupía la invisible cadena de explotación de Alexa. Niños africanos esclavizados detrás del litio del altavoz, explotación en las cadenas de montaje de China, naturaleza esquilmada, trabajo no remunerado realizado por los propios usuarios y sus datos. La cartografía Anatomy of an AI System, desarrollada por la politóloga Kate Crawford y el teórico del arte Vladan Joler, es tan impactante que se ha convertido en una obra de arte en el Victoria & Albert Museum de Londres: “El mapa pone de relieve el extrativismo de estas empresas. No podrían funcionar sin algoritmos. Proliferan nuevas redes informales de trabajo asalariado y no asalariado, de trabajadores y usuarios que son también creadores”. A lo largo, de su charla, Tiziana Terranova, desnudando a la musa Alexa, desplegó una geografía del capitalismo digital repleta de espejismos. Terranova, en el visionario paper Free Labor: Producing Culture for the Digital Economy que publicó en el año 2000ya anticipó una época en la que todas las personas son una mezcla de consumidores, trabajadores, recursos y producto: un cognitariado precario al servicio de las grandes corporaciones. Tiziana denunció a lo largo de su intervención que la complejidad de las redes es invisible para nosotros: “nos limitamos a las interfaces de usuario, suaves y opacas”.

Trebor Scholz, segundo invitado de la sesión Sobre explotados e Infrapagados, presentó su concepto de cooperativismo de plataforma, reforzando la tesis de Tiziana: “Las grandes plataformas espían y recolectan datos de sus usuarios con cero transparencia sobre cómo lo hacen”. Si Tiziana desnudó a Alexa para visibilizar las múltiples capas de trabajo no remunerado en las que se basa, Trebor denunció el extractivismo financiero del capitalismo de plataforma gracias a su posición monopolística. “La automatización están aumentando el empleo directo y los derechos laborales se pierden. Las plataformas como Deliveroo se centran en los retornos a corto plazo para complacer a sus inversores. Están traicionando el contrato social”, aseguró Trebor.

Antes de viajar a Madrid, tanto Tiziana Terranova como Trebor Scholz habían recibido las conclusiones de las sesiones preparatorias realizadas por los miembros del Grupo de Estudios Críticos (GEC), vinculado al ciclo Seis contradicciones y el fin del presente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Tras debatir colectivamente los cuadernos de trabajo 4.1 (sobre Tiziana Terranova) y 4.2 (sobre Trebor Scholz), el GEC publicó sus conclusiones en un documento que visibilizaba algunas de las problemáticas y posibles soluciones del capitalismo digital. La conferencia y el taller de investigación desarrollados con Tiziana Terranova y Trebor Scholz navegaron sobre algunas de las preguntas-provocaciones lanzadas por el GEC.

¿Qué formas jurídicas pueden renovar el cooperativismo en la era de las plataformas? ¿Cómo construir discursos y subjetividades que combatan a la falsa economía colaborativa? ¿Cómo regular, limitar y controlar los excesos del mundo uberizado, nuevamente feudal e hipercentralizado?¿Cómo diseñar plataformas para que sean inapropiables e impidan que el capital vampirice los flujos sociales digitales?

Alexa, tenemos que hablar

Tiziana Terranova, forzando el strip tease de Alexa, que bien podría llamarse Roberto y ser un sirviente masculino, no apuntó con el dedo a la flamante inteligencia artificial por casualidad. Cuando el dedo apunta al extractivismo digital, sólo el idiota mira el dedo. El público, a través de la proyección de la obra de arte Anatomy of a System, consiguió visibilizar al monstruo de siete cabezas: al mismísimo “capitalismo cognitivo, biocognitivo, de plataforma y computacional”. Amazon pagó el pato. Aunque el lado oculto de la luna de este nuevo capitalismo / extractivismo digital está habitado por gigantes como Apple, Uber, AirBNB, Facebook o Netflix, entre un largo etcétera.

¿Qué soluciones propusieron los conferencistas? El terreno de combate es resbaloso. El espejismo digital está plagado de incentivos-placebos. De contradicciones monstruosamente nuevas. Compartir críticas al capitalismo digital en plataformas digitales como Faceboook es un dedo-luna: alimenta el problema. Alexa / Roberto, tenemos que hablar. Roberto, tenemos un problema. No enciendas la luz. No explotes a niños africanos. No espíes a todos tus usuarios, joder. Basta, Roberto. Tiziana Terranova alertó en su charla sobre un “riesgo Black Mirror” que nos haga pensar que “el futuro ha sido colonizado definitivamente”. Terranova esbozó posibles líneas de fugas: “Necesitamos espacios abiertos para revelar momentos de resistencia. Un mapa donde se exprese la relación de poder pero también los puntos de resistencia y los puntos de deseo. Un mapa que pueda incluir los actos de resistencia del propio dispositivo”. En el taller de investigación, Terranova insistió en la necesidad de la ficción, de novelas y series, de un story telling que consolide una nueva subjetividad de la cooperación. Y citó como ejemplo, La Casa de Papel, una serie de que tras su modesto paso por Antena 3 se viralizó en la plataforma global Netflix: “tiene algo, cierta energía”.

Por su parte, Trebor Scholz insistió en el concepto “cooperativismo de plataforma” que el autor desarrolló en 2014 y que protagoniza su libro Uberworked and Underpaid: How Workers Are Disrupting the Digital Economy. Scholz destacó la necesidad de que las plataformas digitales se rijan por principios de “gobernanza democrática, co-diseño, programación de código abierto y de propiedad colectiva”. El académico alemán, profesor asociado de Culture & Media Studies en The New School de Nueva York, repasó algunos proyectos que forman parte de su iniciativa platform.coop. Up & Go (tres cooperativas de mujeres migrantes en Nueva York que ofrecen servicios de limpieza) o Positive.news (cooperativa periodística) son algunos de los ejemplos de un movimiento que ya cuenta con con cientos de cooperativas en todo el planeta. Trebor reconoció que aunque las cooperativas de plataforma no son todavía una alternativa al capitalismo global, ofrecen soluciones locales: “Los servicios de ayuda a domicilio no tienen que ser globales. Pueden ser locales”, matizó Trebor.

cronicaTerranovayTreborImagen del taller de investigación de la sesión ‘Sobreexplotados e infrapagados’

Durante el taller de investigación, celebrado durante la mañana, del día 14, salieron a la luz muchas de las contradicciones del capitalismo de plataforma. ¿Cómo explicar que haya escritores contentos con Amazon porque cobran más que con una editorial tradicional? ¿Cómo juzgar a los jubilados que ofrecen sus casas en airBNB que sin esos recursos tendrían que abandonar sus ciudades? Tras la intervención de Javier Gil, miembro del Sindicato de Inquilinas e investigador académico especializado en el “efecto AirBNB”, afloraron de golpe las subjetividades del neoliberalismo. “Ya no es 1%frente 99% ni la derecha contra la izquierda. Es un mix extraño”, afirmó Javier Gil. Son estilos de vida. Personas interiorizando subjetividades fabricadas en los sótanos de la ideología californiana que denunció Richard Bardbrook hace décadas: gente que compra la idea de ser nómada y duerme en sofás los fines de semana para alquilar sus apartamentos” (Javier Gil) o propietarios que entran en airBNB y usan la narrativa de la solidaridad, porque sin esos recursos no pueden pagar el alquiler (Trebor Scholz).

Tiziana Terranova habló de la denominada common fair, una economía que beneficia al bien común y que no sigue las lógicas del mercado. Insistiendo en la necesidad de ficciones, invitó a ponerse manos a la obra: “No es tanto cómo acabar con ellos, sino cómo coexistir con ellos. No es una falta de ideas, sino como llevar a la práctica las ideas. Necesitamos vivir como si existiera una solución aunque no la haya”. Trebor Scholz pidió osadía y determinación a los gobiernos contra el capitalismo digital: “Necesitamos intervenciones que cambien las relaciones de poder”.

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Este texto ha sido posible gracias a las notas tomadas por Carmen Haro durante la sesión ‘Sobre explotados e infrapagados’ y a las contribuciones de los participantes en las sesiones preparatorias del GEC.

Imagen de portada: Anatomy of a System, obra de Kate Crawford y ladan Joler, que denuncia la explotación oculta tras el Echo smart speaker de Amazon, que responde al nombre de Alexa. La obra está expuesta en el Victoria & Albert Museum de Londres.